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La CIV (comunicación interventricular) es una afección cardíaca congénita (presente al nacer) en la que hay un orificio en el tabique del corazón (la división entre los lados izquierdo y derecho del corazón). A medida que el bebé se desarrolla en el útero, es normal que haya aberturas en el corazón, pero normalmente se cierran poco antes o poco después del nacimiento. Con una CIV (comunicación interventricular), sigue habiendo un orificio en el tabique entre las cavidades inferiores del corazón después del nacimiento.
Esta afección provoca un aumento del flujo sanguíneo dentro del corazón y hacia los pulmones. Si el orificio no se repara, puede causar daño pulmonar permanente y otras complicaciones de salud.
La CIV muscular es la forma más frecuente de CIV (comunicación interventricular). El orificio se encuentra en la parte muscular de la pared inferior del corazón.
Con la CIV perimembranosa, el orificio se encuentra en la pared inferior del corazón (el tabique membranoso) cerca de las válvulas.
Con la CIV de entrada, el orificio se encuentra en la pared del corazón cerca de donde la sangre entra en el lado izquierdo a través de las válvulas tricúspide y mitral.
La CIV conoseptal es la forma menos frecuente de CIV (comunicación interventricular). El orificio se encuentra en la pared inferior del corazón, debajo de la válvula pulmonar.
La mayoría de los niños con CIV (comunicación interventricular) no experimentarán síntomas. Si se presentan síntomas, tendrán lugar durante la lactancia (desde el nacimiento hasta el año de edad*) y pueden variar. Los síntomas menos frecuentes incluyen:
*Límite de edad de los lactantes definido por la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Nadie sabe exactamente por qué se produce la CIV (comunicación interventricular), pero se cree que es genética o el resultado de factores ambientales. Este es el tipo más frecuente de cardiopatía congénita, que representa alrededor del 25 por ciento de los casos.