Infografía
Seis mitos sobre la vacuna contra la COVID-19
El sarampión se eliminó una vez en los EE. UU., pero los casos ahora están aumentando. A principios de 2025, se informó un brote de sarampión en Texas, y los casos continuaron propagándose. Los funcionarios de salud han vinculado el brote con tasas de vacunación bajas, lo que ha generado sospechas sobre una posible mayor propagación.
La Dra. Carla Garcia Carreno, directora médica de Prevención y Control de Infecciones del Children’s Medical Center de Plano, da a conocer lo que necesita saber sobre el sarampión, cómo funciona la vacuna y las formas de mantener a su hijo/a seguro/a.
El sarampión es una infección viral que puede causar sarpullido rojo con manchas, fiebre, tos y secreción nasal. Esta afección altamente contagiosa también puede provocar complicaciones graves e incluso potencialmente mortales, como neumonía y encefalitis.
Los síntomas del sarampión generalmente aparecen de 7 a 14 días después de la exposición (pero pueden presentarse hasta 21 días después del contacto con una persona que tiene sarampión). Estos síntomas incluyen:
Fiebre alta
Tos
Secreción nasal
Ojos rojos y llorosos
Manchas de Koplik (pequeñas manchas blancas dentro de la boca rodeadas de enrojecimiento localizado) que pueden aparecer antes de la erupción
Una erupción roja que comienza en la cara y se disemina al resto del cuerpo
“La erupción, por lo general, aparece aproximadamente después del tercer día de la fiebre”, dice la Dra. Carreno.
Las complicaciones del sarampión pueden ser graves, especialmente en niños pequeños, mujeres embarazadas y personas con sistemas inmunitarios debilitados. Las complicaciones graves incluyen pulmonía, hinchazón cerebral (encefalitis) y, en casos raros, la muerte.
Se puede observar una complicación rara pero mortal aproximadamente 10 años después de haber tenido sarampión agudo, la SSPE (panencefalitis esclerosante subaguda), que puede ocurrir en 4 a 11 de cada 100,000 casos. Esta forma mortal de encefalitis puede presentarse con convulsiones, pérdida de funciones neurológicas y tiene una tasa de mortalidad del 95%.
Otra complicación es la disminución de la respuesta inmunitaria celular después del sarampión. En otras palabras, debilita la respuesta del sistema inmunitario para defenderse contra ciertas infecciones.
El sarampión se contrae cuando se entra en contacto con una persona que tiene el virus. Cuando una persona con la afección tose, estornuda o habla, esto puede propagar el virus a personas, al aire y a superficies cercanas. El virus puede viajar más de seis pies y vivir hasta dos horas en el aire después de que una persona infectada sale de la habitación. Según los CDC (Centros de Control y Prevención de Enfermedades), si una persona tiene sarampión, el 90% de las personas no vacunadas en contacto cercano también contraerán la enfermedad.
Una persona con sarampión puede contagiar desde cuatro días antes de la aparición de la erupción hasta cuatro días después de la aparición de la erupción. Es decir, las personas pueden propagar el virus incluso antes de darse cuenta de que están enfermas, lo que aumenta el riesgo de transmisión en localidades con tasas de vacunación bajas.
Debido a que el sarampión puede prevenirse con la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola), la mayoría de los niños ahora están protegidos de contraer el virus.
“Sin embargo, como médicos, siempre somos conscientes de que podríamos presentar un caso de sarampión en la localidad”, afirma la Dra. Carreno. Y agrega: “Entonces, siempre debemos tener el alto índice de sospecha si un paciente presenta síntomas”.
No existe una terapia antiviral específica para el sarampión. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y prevenir las complicaciones. El tratamiento puede incluir lo siguiente:
Descanso y mucho líquido
Antifebriles como paracetamol (Tylenol) o ibuprofeno (Advil)
Suplementos de vitamina A, que han demostrado reducir la gravedad del sarampión en niños (una deficiencia de vitamina A puede ser acompañada de una evolución más grave de la enfermedad)
Supervisión de complicaciones, como pulmonía o encefalitis, que requieren atención médica inmediata
Comuníquese con su pediatra si sospecha que su hijo/a puede haber estado expuesto/a al sarampión.
Cuando un virus o una bacteria ataca, el cuerpo crea anticuerpos para combatir la infección. Cada anticuerpo es específico de esa infección. Una vez que el organismo ha producido estos anticuerpos, puede reconocer y combatir la infección en el futuro, incluso antes de que se muestren los síntomas.
Las vacunas son una forma segura de exponer el cuerpo al virus sin contraer la enfermedad. Permiten que el cuerpo tenga una inmunidad natural a la afección sin el riesgo de complicaciones graves de la enfermedad natural.
La vacuna MMR es una vacuna 3 en 1 que protege a su hijo contra el sarampión, las paperas y la rubéola. La inyección contiene cepas debilitadas de cada uno de estos virus. El sistema inmunitario del organismo reconoce los virus y crea anticuerpos para combatir las cepas debilitadas.
Los niños deben recibir dos dosis de la vacuna triple vírica en los siguientes momentos:
La primera dosis entre los 12 a 15 meses.
La segunda dosis entre los 4 a 6 años.
La vacuna brinda protección de por vida a la mayoría de las personas.
Los bebés menores de 12 meses son demasiado pequeños para recibir la vacuna triple vírica, por lo que es importante lo siguiente:
Asegúrese de que todos los familiares y cuidadores estén vacunados.
Evite exponer a los bebés a áreas concurridas donde el sarampión pueda propagarse.
Mantenga a los bebés alejados de personas enfermas o no vacunadas.
Asegúrese de hablar con su pediatra sobre un cronograma de vacunas recomendado si su bebé tiene menos de 12 meses y viajará con usted a un área endémica, un país con circulación de sarampión o en caso de un brote local de sarampión.
De la misma forma, si su hijo/a o cualquier otra persona del hogar no puede recibir la vacuna debido a un sistema inmunitario debilitado, es esencial proteger a las personas que rodean a la persona vulnerable.
La mayoría de los adultos que han recibido una vacuna contra el sarampión no requieren vacuna de refuerzo. Los adultos que fueron vacunados entre 1963 a 1967 pueden considerar recibir un refuerzo, ya que la vacuna durante esos años no fue tan eficaz como la vacuna actual. Los adultos que no estén seguros de su estado de vacunación deben hablar con su médico sobre la realización de un análisis de sangre o una dosis adicional de la vacuna triple vírica.
La mayoría de los niños no experimentan ningún efecto secundario de la vacuna MMR. Los efectos secundarios más frecuentes suelen ser leves y pueden incluir sarpullido, fiebre o dolor temporal. A algunos padres les preocupa que la vacuna MMR esté relacionada con el autismo. Sin embargo, no hay indicios científicos que respalden esa afirmación.
Si el niño recibió la vacuna MMR, no debe contraer la enfermedad si entra en contacto con una persona que tiene sarampión. En casos raros, alrededor del 3% de las personas vacunadas aún pueden estar en riesgo de infección, aunque sus síntomas tienden a ser más leves. Además, los niños pequeños que no han recibido su segunda dosis de la vacuna MMR tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad.
A medida que la vacuna MMR se vuelve más frecuente en todo el mundo, las tasas de sarampión han disminuido en todo el mundo, lo que hace que sea menos probable que se exponga a una persona con el sarampión. Vacunar al niño contra el sarampión puede ayudar a garantizar que su familia y su comunidad estén protegidas contra la enfermedad.
La mejor manera de prevenir el sarampión y sus complicaciones es a través de la vacunación. Si no está seguro de si su hijo/a está al día con su vacuna triple vírica, comuníquese con su pediatra hoy mismo.
Obtenga más información sobre las vacunas y cómo pueden proteger al niño de enfermedades graves.
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