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La enfermedad pulmonar crónica significa que los pulmones del recién nacido están dañados. Los pulmones retienen aire, colapsan, se llenan de líquido o producen mucosidad adicional, lo cual dificulta la respiración del bebé.
Los problemas respiratorios inmediatamente después del nacimiento (período neonatal) se observan con mayor frecuencia en los bebés prematuros. Esto se debe a que los pulmones no han tenido suficiente tiempo para desarrollarse completamente. Sin embargo, incluso los bebés nacidos a término pueden manifestar problemas respiratorios si tienen otras enfermedades. Con la ayuda de nuestros médicos, enfermeros y otros miembros del personal, la mayoría de los bebés que nacen con una enfermedad pulmonar crónica sobrevivirán. Con el tiempo, muchos superan la mayoría de los problemas pulmonares.
Entre otros síntomas, se presenta respiración rápida y dificultosa y resoplidos; aleteo de las fosas nasales; y pérdida de peso.
Puede haber una serie de pruebas para su hijo, tanto para establecer un diagnóstico como para controlar el tratamiento. Todos los médicos, enfermeros y técnicos que participan en la atención de su hijo cuentan con capacitación especializada. Además, todos tienen una vasta experiencia en las técnicas especiales necesarias para trabajar de manera segura incluso con el bebé más pequeño.
El pediatra le realizará un examen médico al bebé, que le permitirá buscar cualquier síntoma de deficiencia pulmonar. Entre estos síntomas, se incluyen la rapidez con la que el niño respira; si la respiración es dificultosa; el aleteo nasal; o el uso de los músculos en el pecho que normalmente no se usan para respirar. El médico también observará si los labios están azulados. Las pruebas pueden confirmar casos sospechosos y ayudar a determinar problemas específicos.
Es probable que a su hijo se le realice una gasometría arterial a intervalos. Esta mide los niveles de oxígeno y dióxido de carbono para ver qué tan bien los pulmones de su hijo llevan oxígeno a la sangre y liberan dióxido de carbono.
La espirometría es otra prueba pulmonar que se usa con frecuencia. Su hijo exhalará mediante una boquilla conectada a un dispositivo de registro llamado “espirómetro”. Mediante la prueba, se observan cuestiones como la cantidad de aire exhalado con fuerza después de inhalar profundamente, la rapidez con la que se exhala el aire y la cantidad de aire que queda en los pulmones después de una exhalación normal.
Entre otras causas complejas, se encuentran la prematuridad; enfermedades o infecciones y los efectos secundarios de la respiración mecánica necesaria; y el oxígeno suplementario.
El enfoque principal del equipo de tratamiento será ayudar a su hijo a respirar con más facilidad. Esto reduce el estrés en el cuerpo y ayuda a los pulmones a madurar y sanar por sí solos.
Se le administrará oxígeno para ayudar al bebé a respirar mejor. Puede administrarse a través de un tubo en la nariz o la boca. Otra opción es usar una capucha que cubra la cabeza por completo. Si es necesario, una máquina llamada “respirador” ayuda a los bebés que no pueden respirar por sí solos.
El médico de su hijo puede recetarle medicamentos para tratar afecciones específicas.
El apoyo nutricional es otra parte importante del plan de tratamiento de su hijo. Los bebés que tienen problemas respiratorios queman muchas calorías. Necesitan proteínas y calorías adicionales para seguir creciendo a un ritmo normal. Además, es posible que no puedan alimentarse directamente del biberón o del pecho. Pueden administrarse mezclas con contenido alto de calorías y proteínas directamente a través de un tubo que se coloca en el estómago, en la nariz o en una vena.
La displasia broncopulmonar (el tipo más frecuente de enfermedad pulmonar crónica) se produce en el 20 % de los 60,000 recién nacidos en los EE. UU. que pesan menos de 1,500 gramos al nacer.
Entre algunos factores de riesgo, se incluyen los siguientes: prematuridad, bajo peso al nacer, infecciones en la madre e inflamación secundaria en la madre y el útero, después de una infección.