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En Children's Health℠, puede confiar en nuestra experiencia en la identificación y el tratamiento de la displasia cortical y las convulsiones que causa. Nuestro grupo de epilepsia es reconocido a nivel nacional por proporcionar todos los tipos de tratamiento, incluidos los más avanzados, para niños con displasia cortical y otras causas de epilepsia. Ofrecemos atención que varía desde medicamentos hasta la cirugía más avanzada para aliviar o eliminar las convulsiones, para que su hijo pueda prosperar.
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La displasia cortical se produce cuando el cerebro de un niño no está estructurado como un cerebro típico. La displasia cortical se produce antes del nacimiento del niño, cuando el cerebro se está formando y desarrollando. A medida que se forma el cerebro de un niño, aparecen grupos de neuronas anormales (displásicas) y desorganizadas (células nerviosas), lo que se conoce como displasia cortical, dentro de una o, a veces, varias regiones del cerebro.
A veces, las células nerviosas están en el lugar equivocado y, en ocasiones, presentan problemas con su forma o estructura. Debido a que las células no son como las neuronas típicas, pueden alterar la función cerebral, lo que tiene como resultado un riesgo mucho mayor de convulsiones. La displasia cortical focal es la causa más frecuente de epilepsia médicamente resistente (epilepsia que no responde a la medicación) entre niños y adolescentes. Obtenga más información sobre otros tipos de malformaciones del desarrollo cortical.
El tipo más frecuente de displasia cortical es la DCF (displasia cortical focal). El término “focal” hace referencia a que estas neuronas están agrupadas en una parte del cerebro.
La displasia cortical focal tiene tres tipos, y todos causan convulsiones. La principal diferencia entre los tipos es la edad en la que comienzan las convulsiones. El tipo que tiene una persona depende del tipo de célula o de la neurona anormal que está presente y de cómo se organizan las células en el cerebro.
Este tipo suele implicar células desorganizadas en el lóbulo temporal, la zona lateral del cerebro. Es posible que no aparezca hasta la edad adulta. A menudo, el tipo I no se ve en las exploraciones por imagen. El médico del niño puede recomendarle una cirugía para averiguar la causa de las convulsiones.
El tipo II tiene células desorganizadas, pero estas también son grandes o están deformadas. Puede afectar al lóbulo temporal y frontal. Con frecuencia, este tipo tiene síntomas más graves. Los niños con DCF tipo II pueden tener convulsiones desde la primera infancia.
La DCF tipo III es un tipo I o tipo II junto con otra lesión asociada, como un tumor, atrofia (encogimiento) y endurecimiento del hipocampo (una parte del cerebro que afecta la memoria y las capacidades espaciales), una lesión en la primera infancia o desarrollo anormal de vasos sanguíneos.
Según la parte del cerebro afectada, algunos niños tienen otros retrasos relacionados con el neurodesarrollo o problemas con el pensamiento o las habilidades motoras.
Children's Health es un centro de epilepsia pediátrico de nivel 4, la acreditación más alta posible. Esto significa que tenemos todas las herramientas disponibles para que su hijo reciba el diagnóstico y el tratamiento correctos. Cuanto antes lleguemos al diagnóstico correcto, antes podremos reducir las convulsiones de su hijo o incluso curar su epilepsia.
Se le realizará a su hijo un examen físico detallado y le preguntaremos acerca de los antecedentes médicos y familiares. También intentamos descubrir cómo comenzó una crisis epiléptica, para poder identificar su origen y ofrecer el tratamiento más adecuado.
Su médico podría solicitar análisis de sangre para descartar otras causas de las convulsiones, como una infección o una causa genética. Podemos realizar diversas pruebas relacionadas con el cerebro, como:
Algunos niños pueden necesitar un EEG intracraneal, un tipo de EEG que requiere cirugía, para determinar de dónde provienen las convulsiones. Esto puede ser necesario si:
La displasia cortical es una anomalía cerebral con la que el niño nace. La afección es una de las causas más frecuentes de la epilepsia y las convulsiones. Los médicos no están seguros de cuáles son las causas de la displasia cortical. Los investigadores saben que ciertos genes están asociados con la afección.
A menudo, las familias se preocupan por la posibilidad de que la lesión crezca o cambie a medida que su hijo crece (como lo haría un tumor). Aunque la displasia cortical y las convulsiones pueden ser aterradoras, no crecen ni cambian a medida que el niño crece.
El tratamiento de la displasia cortical se centra en controlar las convulsiones. Si al niño se le diagnostica epilepsia, es importante comenzar el tratamiento correcto lo antes posible. La epilepsia no tratada puede aumentar el riesgo de que su hijo sufra lesiones por las convulsiones. Las convulsiones también pueden hacer que los niños se sientan tristes o aislados, y afectar el rendimiento escolar.
El tratamiento de su hijo puede incluir lo siguiente:
El niño recibe atención de un equipo integral de especialistas en epilepsia, que incluyen:
Si el niño tiene convulsiones, asegúrese de que esté en un lugar seguro, por ejemplo, acostado en el piso. Gire la cabeza del niño hacia un lado, pero NUNCA intente colocarle algo en la boca. Si la convulsión dura más de cinco minutos o parece violenta, llame al 9-1-1.
No, las convulsiones no son un signo de la inteligencia, la salud mental o las capacidades de una persona. Pero un niño que presenta convulsiones puede sentirse aislado, solo o deprimido. Un trabajador social o psicólogo que conoce la epilepsia infantil puede diseñar un plan de atención para ayudar al niño a comprender su afección.
Los medicamentos anticonvulsivos pueden tener diversos efectos secundarios, y cada persona responde a ellos de manera diferente. Los posibles efectos secundarios pueden incluir mareos, problemas de equilibrio y cambios en el estado de ánimo. La cirugía tiene un riesgo de infección y otros problemas, pero en general, el neurocirujano y el equipo de epilepsia explican detalladamente esos riesgos, y estos no superan el beneficio de poder controlar las crisis epilépticas.