Tanto si se trata de la conexión constante con la tecnología, horarios más ocupados que nunca u otros factores, los niños de hoy en día se enfrentan a mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión que las generaciones anteriores.
“Los estilos de vida de los niños de hoy en día reflejan un panorama cambiante caracterizado por mayores demandas académicas y presiones sociales significativas que empeoran por las redes sociales”, afirma Kristin Scott, Ph. D., psicóloga en Children's Health℠ y profesora adjunta en UT Southwestern. “Aunque hay muchos factores que podrían causar estrés, estas presiones parecen ser las principales de los niños de hoy en día”.
Con los niños sintiendo mayores niveles de estrés, es más importante que nunca enseñar habilidades de cuidado personal y manejo del estrés para promover la salud mental.
¿Cómo afecta el estrés a los niños y adolescentes?
El estrés puede afectar la salud y el estilo de vida del niño de muchas maneras diferentes. Los niños pueden tener problemas en la escuela y notar una disminución del rendimiento académico. El estrés también puede afectar su desempeño en deportes u otras actividades.
“El estrés puede afectar a una serie de procesos biológicos, incluida la capacidad de regular eficazmente las emociones y responder a situaciones o desafíos de forma saludable y productiva”, dice la Dra. Scott. “Esto sucede más a menudo en niños y adolescentes porque sus cerebros aún se están desarrollando, lo que añade un obstáculo adicional en la capacidad para sobrellevar situaciones y para participar en una toma de decisiones de forma saludable”.
El estrés crónico en los niños podría afectar su salud física. Los niños que a menudo están estresados aumentan o bajan de peso. Pueden tener un mayor riesgo de obesidad, diabetes y problemas cardíacos. Abordar el estrés temprano puede ayudar al niño a mejorar su salud mental y física a largo plazo.
¿Cuáles son los signos de estrés en niños y adolescentes?
El estrés puede manifestarse de muchas maneras diferentes, depende del niño.
“Es importante ser consciente de los comportamientos y emociones de su hijo e identificar mejor cuando está experimentando estrés”, dice la Dra. Scott. “Debe notar cambios en su comportamiento”.
Los signos de estrés en un niño pueden incluir los siguientes:
- Falta de energía.
- Más quejas de dolor (p. ej., dolor de estómago, dolor de cabeza).
- Dificultad para prestar atención o concentrarse en la escuela o en casa.
- Cambio en los hábitos alimenticios.
- Cambio en los hábitos del sueño.
- Evitar las actividades que les gustan o abandonar las interacciones sociales.
Mientras que en los adultos, el estrés y la depresión suelen manifestarse como tristeza, en los adolescentes y los niños, el estrés puede manifestarse como enojo o irritabilidad. Es posible que el niño no sea solo un “adolescente enojado”, ya que puede estar experimentando estrés.
¿Cómo puedo ayudar al niño a controlar el estrés?
Es importante trabajar juntos como familia para identificar el estrés y encontrar formas de reducirlo. Comuníquese regularmente con el niño, pregúntele cómo se encuentra y escuche. Asegúrese de que el niño sepa que está allí para él.
“Puede ser muy impactante para los padres comunicarse con su hijo”, dice la Dra. Scott. “Es importante escuchar atentamente a los niños sobre las emociones o el estrés que están experimentando y averiguar si hay áreas con las que se sienten abrumados”.
Una vez que identifique áreas de estrés, como demasiadas tareas escolares, demasiadas actividades o acoso en las redes sociales, puede trabajar con el niño para encontrar formas de reducir estos factores estresantes. Tal vez su hijo deba abandonar una clase avanzada o limitar la cantidad de actividades extracurriculares en las que participa. Es posible que también tenga que ayudarle para que aprenda a usar las redes sociales de forma más saludable y a encontrar formas de desconectarse de los aparatos electrónicos.
Los padres también deben enseñar a sus hijos estrategias proactivas de manejo del estrés. Estas estrategias pueden incluir:
- Mejorar la higiene del sueño garantizando que la habitación del niño esté fresca, oscura, silenciosa y sin pantallas.
- Incorporar estiramientos, respiración profunda, meditación o ejercicios a su rutina diaria para aliviar la ansiedad.
- Hacer espacio para el cuidado personal, ya sea la hora de jugar, leer u otras actividades que les resulten relajantes. Permitir que el niño solo sea él mismo, sin deberes, práctica de fútbol o presiones sociales, puede ayudar mucho a mejorar su salud mental.
“Aunque es importante que los niños se mantengan activos, coman sanos y duerman lo suficiente, también desea crear oportunidades para que su hijo participe en actividades que reflejen sus intereses y les den una sensación de logro y disfrute”, explica la Dra. Scott. “Fomentar estrategias de gestión del tiempo y limitar la sobrecarga de actividades. Una vez que sea más consciente de los momentos en los que su hijo puede estresarse, desarrolle algunas técnicas de relajación en esos momentos”.
La Dra. Scott también anima a los padres a que una de las mejores formas de enseñar a los niños a manejar el estrés sea modelar comportamientos y prácticas saludables.
“Es fundamental que los padres enseñen y den el ejemplo de respuestas emocionales saludables al estrés”, afirma la Dra. Scott. “Al crear hábitos más saludables, fomentar la expresión emocional y establecer un estilo de vida que se adapte mejor a los cambios, los padres pueden ayudar a contribuir a la resiliencia de sus hijos”.
Los niños se enfrentan a niveles más altos de estrés, ansiedad y depresión que las generaciones anteriores. Un psicólogo @Childrens comparte las causas de esto y por qué es importante enseñar habilidades de cuidado personal y manejo del estrés.
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