La frecuencia cardíaca de su hijo (también llamada pulso) puede variar considerablemente a lo largo del día. La frecuencia cardíaca es el número de veces que el corazón late por minuto. Las actividades cotidianas pueden cambiar la velocidad a la que fluctúa la frecuencia: de un latido lento y constante mientras descansa o duerme a una frecuencia más alta durante el ejercicio.
“Hay una amplia variación en lo que puede ser una frecuencia cardíaca normal dependiendo de la edad del niño, así como de la composición biológica de ese niño”, dice el Dr. Colin Kane, cardiólogo pediátrico de Children's Health℠ y director del programa de extensión de cardiología. “Incluso los niños de la misma edad pueden tener diferentes frecuencias cardíacas en reposo”.
¿Cuál es la frecuencia cardíaca saludable de un niño?
Cuando su hijo está sentado y tranquilo, su frecuencia cardíaca se considera una frecuencia cardíaca en reposo. Una frecuencia cardíaca en reposo saludable puede variar según la edad.
- Recién nacidos de 0 a 1 mes: de 70 a 190 latidos por minuto
- Bebés de 1 a 11 meses: de 80 a 160 latidos por minuto
- Niños de 1 a 2 años: de 80 a 130 latidos por minuto
- Niños de 3 a 4 años: de 80 a 120 latidos por minuto
- Niños de 5 a 6 años: de 75 a 115 latidos por minuto
- Niños de 7 a 9 años: de 70 a 110 latidos por minuto
- Niños de 10 años o más: de 60 a 100 latidos por minuto
Es probable que el pulso de su hijo se mantenga dentro de estos rangos saludables, incluso si el pulso se siente muy rápido. Comprender las variaciones en las frecuencias cardíacas y cómo controlar adecuadamente la frecuencia de su hijo puede ayudar a realizar un seguimiento y evitar preocupaciones innecesarias.
¿Qué puede cambiar la frecuencia cardíaca de un niño?
Al igual que en los adultos, la frecuencia cardíaca del niño variará según el nivel de actividad, si está dormido o despierto, y si su hijo está sano o enfermo, tranquilo o estresado.
“La frecuencia cardíaca de su hijo no suele estar relacionada con un problema cardíaco intrínseco”, explica el Dr. Kane. “Su ritmo cardíaco puede aumentar con cualquier cosa que lo haga entusiasmarse o sentirse incómodo. Cuando esto sucede, es solo una respuesta natural al estrés”.
Un niño puede tener una frecuencia cardíaca rápida en estas situaciones:
- Cuando juega o hace ejercicio intenso.
- Cuando siente dolor.
- Cuando se siente ansioso o estresado.
- Cuando tiene fiebre o está enfermo.
- Cuando bebe mucha cafeína o bebidas energizantes.
- Cuando está deshidratado.
Si su hijo está en una de las situaciones anteriores, la frecuencia cardíaca rápida no suele ser motivo de preocupación, aunque beber mucha cafeína puede causar problemas en algunos niños. Además, recuerde que el corazón de su hijo late naturalmente más rápido que el de un adulto, y puede latir mucho más rápido que el de un adulto durante el ejercicio.
Sin embargo, si su hijo tiene síntomas como dolor en el pecho o dificultad para respirar junto con una frecuencia cardíaca rápida, es posible que necesite atención médica. El Dr. Kane dice que una buena regla general es que si el corazón de su hijo late demasiado rápido para que usted cuente los latidos, es posible que necesite ayuda médica.
Un niño suele tener una frecuencia cardíaca más lenta cuando duerme. Sin embargo, si su frecuencia cardíaca es lenta a mitad del día y muestra síntomas de letargo o desmayos, es posible que necesite ayuda médica.
¿Cómo puedo controlar la frecuencia cardíaca de mi hijo?
Tomarle el pulso a su hijo es muy fácil. Hay varios lugares en el cuerpo en los que puede controlar el pulso, incluida la muñeca, la parte interna del codo o el costado del cuello. Para la mayoría de los padres, la muñeca es el lugar más fácil y accesible. Para controlar la frecuencia cardíaca de su hijo, coloque dos dedos en la muñeca, debajo del pulgar. Aplique una presión suave hasta que sienta un ligero latido contra las yemas de los dedos. Cuente cuántos latidos siente en 15 segundos. Luego multiplique ese número por 4 para determinar la frecuencia cardíaca de su hijo, que se mide en latidos por minuto.
Por ejemplo, si siente 20 latidos en 15 segundos, la frecuencia cardíaca de su hijo es de 80 latidos por minuto, una frecuencia normal.
Sin embargo, es posible que no pueda encontrar fácilmente el pulso en bebés o niños pequeños que tienen vasos sanguíneos más pequeños. Es probable que un profesional médico con experiencia en la atención de niños tenga que tomarles el pulso.
“Si no está familiarizado con tomar el pulso, es posible que le lleve unos cuantos intentos hasta que se sienta más cómodo y seguro”, dice el Dr. Kane. “Lo mejor que puede hacer si está preocupado es que una persona con formación médica lo controle por usted”.
Si su hijo tiene una afección cardíaca que requiere monitoreo de la frecuencia cardíaca, el médico puede enseñarle cómo encontrar el pulso y medir la frecuencia cardíaca. Algunos dispositivos portátiles y smartphones también pueden medir la frecuencia cardíaca con precisión.
Si le preocupa la frecuencia cardíaca de su hijo, el Dr. Kane le recomienda que llame al pediatra. “Hay afecciones muy normales y benignas que pueden hacer que su hijo tenga latidos cardíacos irregulares”, explica. “Por eso es mejor que un profesional médico lo evalúe”.
¿Qué hago si mi hijo tiene latidos cardíacos rápidos?
Los latidos cardíacos rápidos en un niño podrían ser motivo de preocupación. Si los latidos cardíacos de su hijo son demasiado rápidos, debe llamar al pediatra. Dígale el pulso que midió en su hijo y el pediatra le indicará los mejores pasos a seguir.
Si el corazón de su hijo late demasiado rápido para que usted cuente los latidos, esto podría ser motivo de preocupación. Aprenda a controlar el pulso y qué es un ritmo cardíaco saludable a través de @Childrens.
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Los expertos del Centro para el corazón de Children's Health atienden todas las afecciones cardíacas de los niños, desde anomalías cardíacas congénitas hasta cardiopatías. Sepa cómo puede ayudar a mantener saludable el corazón de su hijo.

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