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Remitir a un paciente con IDCG (inmunodeficiencia combinada grave)
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Remitir a un paciente con IDCG (inmunodeficiencia combinada grave)
La IDCG (inmunodeficiencia combinada grave) es el resultado de varios genes defectuosos en el sistema inmunitario de un niño. Los niños que tienen IDCG son extremadamente propensos a las infecciones potencialmente mortales. A veces, la IDCG se conoce como “enfermedad del niño burbuja” debido a la película televisiva de 1976 sobre David Vetter, el niño que pasó su infancia en una burbuja de plástico. A pesar de las extremas precauciones para mantenerlo a salvo de los agentes patógenos, David murió después de un trasplante de médula ósea fallido a los 12 años de edad.
La inmunodeficiencia combinada grave es bastante poco frecuente. Los investigadores estiman que solo entre 40 y 100 bebés nacen con IDCG en los Estados Unidos anualmente. Sin embargo, las cifras podrían ser más altas, porque es probable que sean bebés que mueren a causa de infecciones antes de que reciban un diagnóstico de IDCG.
Existen dos tipos principales de IDCG.
La IDCG-X (inmunodeficiencia combinada grave ligada al cromosoma X) es el resultado de mutaciones en un gen del cromosoma X. Solo afecta a los varones, porque ellos no tienen un cromosoma X de respaldo para compensar el cromosoma anómalo. Debido a esto, la IDCG afecta muchos más a los niños en comparación con las niñas.
La IDCG (inmunodeficiencia combinada grave) por déficit de ADA (adenosina desaminasa) implica una mutación en una proteína que las células necesitan para producir ADN nuevo. Sin tratamiento, los pacientes con IDCG por déficit de ADA no sobreviven.
Los síntomas de la IDCG son recurrentes y graves.
Consulte a un médico si su bebé presenta alguno de los siguientes síntomas en el primer año de vida:
Debido a que la IDCG es poco frecuente y hereditaria, es difícil de detectar en los niños. Hay menos de 100 casos conocidos de IDCG cada año en los Estados Unidos, pero es probable que algunos bebés mueran a causa de infecciones sin haber recibido el diagnóstico de esta afección. Otro factor que dificulta el diagnóstico es el hecho de que la mayoría de los bebés que nacen con IDCG son asintomáticos al nacer debido a la protección de los anticuerpos de la madre. Consulte a un médico si su bebé presenta infecciones víricas, micóticas o bacterianas frecuentes en el primer año de vida.
Según la AACC (American Association for Clinical Chemistry), identificar la IDCG en los recién nacidos es una emergencia pediátrica. La IDCG es hereditaria, por lo que es importante que informe al médico si ha tenido un hijo que murió a causa de una infección grave en el pasado. Existen nuevos tratamientos que pueden salvar la vida, por lo que la detección de la IDCG en los recién nacidos es más importante que nunca. La detección de la IDCG incluye la secuenciación del ADN; si hay antecedentes familiares de enfermedad de inmunodeficiencia, los médicos pueden realizar esta prueba para ver si su hijo la tiene. También se realizan pruebas de sangre para contar las células T y B y determinar el nivel de funcionamiento, lo que también puede indicar una IDCG en bebés.
Diagnosticar la IDCG antes de que su hijo contraiga una infección podría salvarle la vida. Sin tratamiento, existe una tasa de morbilidad del 100 por ciento para los niños con la enfermedad.
Debido a la mutación genética, los niños que tienen el tipo conocido como “IDCG-X” no producen suficientes glóbulos blancos B y T que combaten la enfermedad; esto está vinculado al cromosoma X. Los niños con la otra forma, llamada “IDCG por déficit de ADA”, no producen la enzima adenosina desaminasa, lo que compromete el sistema inmunitario.
Si bien los exámenes prenatales detectan cada vez más casos de inmunodeficiencia combinada grave, rara vez se diagnostica en recién nacidos. La mayoría de los bebés con IDCG recién reciben el diagnóstico después de los 6 meses de edad. El diagnóstico suele ser posterior a varias infecciones o a problemas de crecimiento.
Solo se diagnostican entre 40 y 100 casos conocidos de IDCG en los EE. UU. cada año. La enfermedad puede ser más frecuente, pero la mayoría de los niños mueren por infecciones graves antes de cumplir los 2 años de edad.
Los bebés que reciben un trasplante de células madre exitoso tienen un 80 % de probabilidades de llevar una vida normal y saludable. Sin tratamiento, los bebés con IDCG no llegan a la niñez.