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El síndrome de Rasmussen pediátrico causa hinchazón en un lado del cerebro y convulsiones.
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El síndrome de Rasmussen (encefalitis de Rasmussen), un tipo de encefalitis, es una forma muy poco frecuente de malformación cerebral que puede ocurrir en cualquier momento durante la infancia.
Aunque se desconoce la causa, el trastorno causa inflamación en una mitad del cerebro del niño. La inflamación afecta las células nerviosas del cerebro y causa convulsiones. Estas convulsiones se producen con mucha frecuencia, a menudo muchas veces al día. Las convulsiones suelen comenzar entre los 14 meses y los 14 años de edad. La debilidad y otros problemas neurológicos suelen comenzar entre 1 y 3 años después del inicio de las convulsiones.
Si la convulsión dura más de cinco minutos o parece violenta, llame al 911.
Las convulsiones suelen ser el primer síntoma de que un niño tiene el síndrome de Rasmussen. Los síntomas que presenta un niño con esta afección dependen del lado del cerebro afectado.
Entre los posibles síntomas del síndrome de Rasmussen pediátrico, se incluyen los siguientes:
Para diagnosticar el síndrome de Rasmussen, el médico le hará una exploración física detallada a su hijo, que incluirá un EEG (electroencefalograma). Un EEG se realiza mediante la colocación de electrodos en el cuero cabelludo y el registro de la actividad eléctrica del cerebro.
El síndrome de Rasmussen no tiene una causa conocida.
Las convulsiones asociadas al síndrome de Rasmussen pueden ser difíciles de controlar con medicamentos. Algunos niños se benefician de la terapia inmunomoduladora y otros de la cirugía para desconectar o extirpar la sección del cerebro que causa las convulsiones.
El síndrome de Rasmussen causa hinchazón en una mitad del cerebro de un niño. La inflamación afecta las células nerviosas del cerebro y causa convulsiones.
La epilepsia es una afección que afecta la forma en la que las neuronas del cerebro se comunican entre sí. Cuando la actividad eléctrica normal del cerebro interfiere en este proceso de comunicación, pueden producirse convulsiones.
Los síntomas de la epilepsia que la mayoría de las personas reconocen son temblores (llamados “convulsiones”) combinados con rigidez del cuerpo, además de apretar la mandíbula y morder la lengua. Estas se denominan “convulsiones tónicoclónicas”, y muchas personas aún las conocen como “convulsiones tónicoclónicas generalizadas”. No obstante, algunas convulsiones apenas pueden advertirse.
Los niños pueden quedar con la mirada fija, dejar de hablar abruptamente y luego comenzar a hablar nuevamente o comenzar a realizar movimientos repetitivos, como morderse los labios o mover una mano. Estos tipos de convulsiones se denominan “crisis de ausencia”, y anteriormente se conocían como “petit mal”. A veces, un niño puede percibir un olor a algo que no está presente, adormecimiento o sensaciones de hormigueo antes de la convulsión. Esta situación se denomina “aura”.
Si la convulsión se presenta como espasmos mínimos o una mirada fija, suele finalizar sin inconvenientes. Si su hijo convulsiona, asegúrese de que el niño esté sentado en una silla de la que no podrá caerse; o bien, recuéstelo sobre el piso y ponga una almohada debajo de la cabeza. Gire la cabeza del niño hacia un lado, pero NUNCA intente colocarle algo en la boca. No lo sacuda, no lo golpee ni le grite. Si la convulsión dura más de cinco minutos o parece violenta, llame al 911.
Después de una convulsión, el niño puede estar confundido, aturdido o cansado. Si quiere recostarse, déjelo.
Para diagnosticar el síndrome de Rasmussen, el médico le hará un examen físico detallado a su hijo, además de un EEG y una serie de imágenes cerebrales.
El tratamiento está centrado en controlar las convulsiones. Estas convulsiones pueden ser difíciles de controlar con medicamentos, pero la cirugía ha demostrado ser más prometedora.
Nuestro Centro de Epilepsia proporciona recursos para ayudarlo a usted y a su hijo. El enlace Recursos de esta página web también constituye una buena fuente de información sobre la epilepsia y los grupos de apoyo.