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Qué indica la tos de su hijo
La tos ferina (también llamada “tos convulsa”) es una enfermedad respiratoria muy contagiosa que se propaga fácilmente cuando una persona infectada tose o estornuda. Se caracteriza por una serie de episodios de tos cortos y violentos. A veces, la tos viene acompañada de una respiración aguda que suena como un sonido agudo de “grito”.
Los CDC (Centros de Control y Prevención de Enfermedades) supervisan y hacen un seguimiento de los casos de tos ferina en EE. UU. Los datos preliminares revelan que la cantidad de casos de tos ferina en 2024 se sextuplicó en comparación con 2023. Los expertos creen que este aumento importante se debe a una “disminución de la inmunidad” en adultos y adolescentes.
“Todos deben vacunarse por completo para ayudar a prevenir la tos ferina. Y las mujeres adultas y las embarazadas necesitan vacunas de refuerzo, porque las vacunas administradas en la infancia no proporcionan inmunidad de por vida”, afirma el Dr. Jeffrey Kahn, director de Enfermedades Infecciosas en Children’s Health℠ y profesor de UT Southwestern.
El Dr. Jeffrey Kahn da a conocer síntomas frecuentes de la tos ferina en los niños y cómo mantener a su familia protegida contra esta enfermedad muy contagiosa.
La tos ferina es causada por una bacteria llamada Bordetella pertussis. Esta bacteria se adhiere al revestimiento de las vías respiratorias y libera toxinas; como consecuencia, las vías respiratorias se inflaman y se irritan, lo que causa ataques de tos.
Se propaga a través de pequeñas gotas en el aire cuando una persona enferma tose o estornuda. Es muy contagiosa, especialmente durante las primeras semanas de la enfermedad.
La tos ferina a menudo comienza con síntomas similares a los de un resfriado, pero empeora en el transcurso del tiempo. Entre los síntomas principales, se incluyen los siguientes:
Etapa temprana:
Secreción nasal
Fiebre leve
Estornudos
Tos leve
Etapa grave:
Apariciones de tos rápida y violenta, que a veces termina en un sonido agudo de “grito”
Vómitos después de toser
Agotamiento después de los episodios de tos
Los bebés menores de 6 meses de edad pueden tener diferentes síntomas. En lugar de toser, pueden tener pausas en la respiración (llamadas “apnea”) o dificultad para respirar. Para los bebés, la tos ferina puede ser muy peligrosa e incluso potencialmente mortal.
Por lo general, un médico puede saber si alguien tiene tos ferina preguntando sobre los síntomas y haciendo una evaluación física. Para confirmar el diagnóstico, el profesional podría tomar una muestra de mucosidad de la nariz o la garganta para detectar la presencia de bacterias. Otras pruebas, como radiografías o análisis de sangre, pueden descartar otras enfermedades.
La tos ferina a menudo tiene lugar en tres etapas:
Etapa temprana (1 a 2 semanas). En esta etapa, los síntomas son leves y la tos es ocasional.
Etapa de tos grave (1 a 6 semanas). Comienzas los episodios de tos. Algunas personas vomitan o se sienten muy cansadas después de toser.
Etapa de recuperación (de 2 a 3 semanas o más). La tos mejora poco a poco, pero aún puede reaparecer si se desencadena debido a la actividad física u otras sustancias irritantes.
“La tos ferina puede durar semanas o meses. Algunas personas la llaman “la tos de los 100 días”. Por eso, cualquier persona que tenga tos prolongada debe ser evaluada”, dice el Dr. Jeffrey Kahn.
Se usan antibióticos para tratar la tos ferina. Funcionan de una mejor manera si se toman en una etapa temprana; y también pueden evitar que la enfermedad se propague a otras personas. Es posible que los bebés y las personas con síntomas graves deban permanecer en el hospital para recibir atención adicional, como oxígeno o suero.
La mejor manera de protegerse contra la tos ferina es mediante las vacunas. Hay dos tipos de vacunas:
Vacuna DTaP. Protege a los niños pequeños. Los CDC recomiendan cinco dosis, administradas a los 2, 4, 6 y 15 a 18 meses de edad y antes de que el niño ingrese en la escuela a los 4 a 6 años de edad.
Refuerzo de la vacuna Tdap. Se administra a niños más grandes, adultos y embarazadas. Los niños deben recibir una dosis a los 11 a 12 años de edad, mientras que los adultos necesitan un refuerzo cada 10 años. Las embarazadas deben recibir una dosis en el tercer trimestre para proteger al feto.
Las vacunas ayudan a prevenir complicaciones graves, especialmente en los bebés.
Existen varias razones por las que es importante prevenir la propagación de la tos ferina, como las siguientes:
La tos ferina puede ser mortal. Esto es especialmente cierto en el caso de los bebés pequeños que aún no han recibido todas las vacunas.
Es muy contagiosa. Sin una vacuna, 8 de cada 10 personas contraerán la tos ferina si están expuestas a alguien que la tiene. Y una vez que usted la tenga, puede contagiar durante semanas. Por lo tanto, es común que los adultos (que quizás no tengan una tos de carácter grave) infecten a bebés y niños pequeños, que son más propensos.
Las apariciones violentas de la tos pueden durar varios meses. Esto puede causar dolor y molestias en las costillas. También puede impedir conciliar un sueño reparador.
Llame al pediatra si el niño tiene lo siguiente:
Apariciones de tos intensas o persistentes.
Dificultad para respirar o pausas en la respiración.
Vómitos después de toser
Indicios de deshidratación, como menos pañales húmedos.
Los bebés menores de 6 meses de edad tienen el mayor riesgo de sufrir complicaciones graves; y se debe consultar con el médico de inmediato si tienen algún síntoma de tos ferina.
Obtenga más información sobre por qué las vacunas son importantes para su hijo y encuentre un programa de vacunación recomendado. Programe una cita con un pediatra para asegurarse de que su hijo/a haya recibido todas las vacunas.
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