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El cáncer papilar tiroideo es el tipo más frecuente de cáncer de la glándula tiroidea, que representa alrededor del 85 % al 90 % de todos los diagnósticos de cáncer tiroideo pediátrico.
Muchos niños no tienen síntomas cuando se les diagnostica o hasta que la enfermedad ha avanzado. El cáncer papilar tiroideo se presenta con más frecuencia como un bulto o una inflamación en el cuello. Los padres pueden notar un cambio en la voz del niño o el niño puede quejarse de dolor de cuello o garganta, dificultad para respirar o un “bulto” en la garganta al tragar. A veces, se identifica solo de manera incidental después de que se ordena un estudio radiológico del cuello por otro motivo y se observa una lesión en la glándula tiroidea.
En función de los resultados de estos y de posibles estudios adicionales, se recomendará un plan de tratamiento.
Al igual que con todos los tipos de cáncer, la causa del cáncer papilar tiroideo es la reproducción de células anómalas que forman lo que se conoce como “tumor”. Se desconoce el desencadenante exacto de este crecimiento.
El alcance del tratamiento quirúrgico y médico dependerá del alcance de la enfermedad.
El tratamiento inicial consiste en la extirpación quirúrgica total o parcial de la glándula tiroidea. El cáncer papilar tiroideo puede diseminarse a través del sistema linfático a los ganglios linfáticos del cuello adyacentes a la glándula tiroidea y hacia otras partes del organismo; y también puede ser necesaria la extirpación quirúrgica de estos ganglios linfáticos. En casos más avanzados, puede diseminarse a los pulmones.
Una vez finalizado el tratamiento quirúrgico, se administra el tratamiento con yodo radioactivo. El tratamiento con yodo radiactivo implica tomar una píldora que se dirige al tejido tiroideo restante y lo elimina después de la cirugía.
En casos muy poco frecuentes, quizás sea necesaria la quimioterapia o la radioterapia de rayos externos para tratar una enfermedad extendida o residual.
El cáncer papilar tiroideo suele crecer lentamente y responder bien al tratamiento. El pronóstico general para los pacientes pediátricos con cáncer papilar tiroideo es excelente. El pronóstico individual depende de múltiples factores, particularmente si la enfermedad se ha diseminado o no fuera de la glándula tiroidea.
Aunque la enfermedad se haya diseminado fuera de la glándula tiroidea, el cáncer papilar tiroideo es muy tratable. Sin embargo, la enfermedad persistente y recidivante es más frecuente en la población pediátrica; y puede presentarse incluso décadas después del tratamiento inicial y después de un período prolongado durante el cual no hubo evidencia de la enfermedad. Por este motivo, es posible que se requieran varias intervenciones y tratamientos con yodo radiactivo; y el seguimiento a largo plazo es fundamental.
Aunque en realidad la enfermedad recidivante es más frecuente en los niños que en los adultos, los resultados en pacientes pediátricos con recidiva son mejores. Con el tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes con cáncer papilar tiroideo pueden llevar una vida larga y plena.
Los pacientes necesitarán un seguimiento minucioso para controlar la recidiva de la enfermedad después de la cirugía. Generalmente, la terapia de reemplazo de la hormona tiroidea se toma por vía oral durante el resto de la vida del paciente para reemplazar la hormona que el organismo necesita, pero que ya no puede producir una vez que se ha extirpado la glándula.