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¿Qué hay en su plato? Guía destinada a padres para una dieta equilibrada
Las familias de hoy en día están más ocupadas que nunca. Con tanto en los platos infantiles entre la escuela, los deportes y otras actividades, dedicar tiempo a centrarse en un plato real puede ser abrumador. Sin embargo, enseñar a los niños a ser conscientes de lo que comen es una parte esencial para establecer hábitos alimenticios saludables.
La alimentación descuidada, es decir, no participar conscientemente en el consumo de los alimentos, es una causa frecuente de obesidad y el aumento de la diabetes tipo 2 en los niños.
En general, la atención plena requiere estar presente en el momento. Trasladado a la alimentación, comer conscientemente significa evitar la distracción y comer con todos los sentidos.
En la práctica, la alimentación consciente implica ser consciente de lo que significa realmente tener hambre. Por ejemplo, las emociones a menudo pueden desencadenar sensación de hambre. Del mismo modo, la sed a menudo puede enmascarar el hambre. Ser consciente de comer alimentos, como recordar la última vez que comió, puede ayudar a frenar estas sensaciones.
La alimentación consciente es importante porque permite a los niños apreciar la experiencia de comer. Quizás el mayor beneficio de comer de forma consciente es que ayuda a frenar la sobrealimentación. Por ejemplo, un simple ejercicio de alimentación consciente implica colocar un pequeño trozo de chocolate en la lengua y sostenerlo allí. Tomar nota del olor, la textura y el sabor puede servir para mostrar que todo lo que se necesita es ese trozo de chocolate único y pequeño para satisfacer un gusto dulce. Hable con el niño acerca de ser consciente y probar un ejercicio similar.
La alimentación consciente funciona porque le permite escuchar a su cuerpo. “Al ralentizar el proceso de comer, es más fácil estar en el momento y disfrutar del proceso”, afirma la Dra. Rodríguez.
Estas son algunas formas sencillas de practicar la alimentación consciente juntos como familia:
Guarde los aparatos electrónicos: Los teléfonos y los televisores no solo evitan que los niños sean conscientes de cómo se sienten cuando comen, sino que les impiden ver sus platos y estimular los sentidos.
Siéntense a la mesa a comer juntos: Una vez más, sin los dispositivos electrónicos, aprecien la comida en un espacio dedicado a tal fin. Repase los mismos ejercicios todos los días a la hora de comer con su familia. Se convertirá en un hábito natural y saludable.
No ingiera calorías de más: Aunque no es específico de la conciencia plena, consumir bebidas ricas en calorías y llenas de azúcar, como jugos y refrescos, conduce a un consumo automático e inconsciente.
Mida las porciones: Piense en lo que usted o su hijo/a realmente van a comer en el transcurso de una comida. Por ejemplo, si va a servir el postre, considere saltarse segundas porciones del plato principal.
Deténgase cuando se sienta satisfecho/a: El estómago envía señales al cerebro para hacerle saber cuándo está lleno. Ayude al niño a comprender y tomarse el tiempo para escuchar esas señales.
Mastique durante más tiempo: Esas señales del estómago pueden tardar tiempo en llegar al cerebro. Masticar permite que se produzcan señales de saciedad.
Dele ánimos a su menor: Cuando coma conscientemente, felicite lo que destaque una acción específica en el momento.
Sea consistente: Los hábitos de alimentación conscientes no se desarrollan de la noche a la mañana. Haga que sea una actividad con su hijo trabajar juntos en el desarrollo de esas buenas prácticas.
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