Easton tenía 4 años de edad cuando le diagnosticaron diabetes tipo 1. Fue un día que su madre, Lexie, jamás olvidará.
“Se había estado sintiendo mal en los últimos meses; tenía hambre constantemente, tenía sed todo el tiempo y sufría episodios de incontinencia urinaria durante varias noches”, dice. “Simplemente pensamos que estaba pasando por una etapa de crecimiento”.
Sin embargo, Lexie comenzó a sospechar que podría ser diabetes, por lo que compró una prueba de glucosa de venta libre en la farmacia. Fueron a la estación de bomberos donde su padre trabajó durante 40 años para darle la prueba a Easton. “Nunca olvidaré los ojos del paramédico cuando vio la prueba”, dice. “Me miró y me dijo que llevara a Easton directamente al departamento de urgencias”.
Los niveles normales de glucosa oscilan entre 80 y 90, y la prueba de Easton dio que su nivel de azúcar en sangre era de 580.
Dar sentido a una nueva normalidad
Ese día, en la estación de bomberos y con el viaje rápido al departamento de urgencias de Children's Health℠, comenzó un nuevo camino para Easton y sus padres. Se le diagnosticó diabetes tipo 1, y quedó hospitalizado durante tres días.
En ese tiempo, él y su familia se reunieron con médicos, proveedores, dietistas y educadores sobre diabetes para informarse acerca de su diagnóstico.
“Había mucho que no sabíamos”, explica Lexie. “Recuerdo estar sentada en el hospital preguntándome cómo haríamos”.
Easton y su familia comenzaron a trabajar en su diagnóstico y en lo que significaba para su día a día. Comenzaron a controlar sus niveles de azúcar en sangre antes de las comidas y los refrigerios para poder adaptar la cantidad de insulina a las necesidades de su cuerpo.
“Fue muy difícil al principio”, admite Lexie. “Easton se dio cuenta de que cada vez que comía, recibía una inyección. Dejó de querer comer”.
Finalmente, la familia se adaptó a una rutina que funciona para Easton. Su monitor continuo de glucosa notifica a sus padres, a su abuela y al enfermero de la escuela cada vez que su nivel de azúcar en sangre se encuentra por encima o por debajo de cierto umbral.
La familia también aprendió a adaptarse a los hábitos alimenticios y a las etapas de crecimiento de Easton con la insulina que necesita.
“Es diferente cada vez”, dice Lexie. “Lo que funciona un día puede no funcionar al día siguiente. Constantemente verificamos, modificamos y ajustamos lo que hacemos”.
Ese enfoque es algo que Lexie desearía haber encontrado antes.
“Un diagnóstico de diabetes es muy abrumador”, explica. “Ojalá hubiese sabido lo que sé ahora, que no hay nada que no pueda comer y que no podamos arreglar. Nos mantenemos informados acerca de su insulina, y él lo está llevando muy bien”.
Un compañero constante
Lexie y su esposo sabían que querían que el diagnóstico de Easton trajera algo positivo.
Toda la familia y la comunidad de Easton se reunieron para ayudar a recaudar dinero para conseguir un perro de asistencia para personas con diabetes, incluido el departamento de bomberos donde se realizó esa prueba de glucosa en sangre. Su familia recaudó los fondos necesarios, y, en abril de 2018, le dieron la bienvenida a River a la familia.
“Lo mantuvimos en secreto todo el tiempo. Easton no sabía nada”, afirma Lexie. “Un día estábamos afuera jugando, y un auto se detuvo en la casa. Cuando River y su adiestrador salieron del auto, Easton seguía mirando a su alrededor y preguntando si era real”.
River alerta a Lexie cuando los niveles de azúcar en sangre de Easton están fuera de rango. Un momento particularmente impactante se dio durante un partido de béisbol. Easton estaba de pie en la tercera base, con un aspecto saludable y alerta. River, que estaba sentado con Lexie y su padre más allá de la primera línea de base, de repente se sentó y se puso nervioso.
“Verifiqué el monitor continuo de glucosa de Easton, y estaba bien”, recuerda Lexie. “Suena cada cinco minutos, pero me di cuenta de que estaba a punto de cambiar. El nuevo número aún estaba dentro del rango, pero la flecha estaba bajando. Su glucosa estaba cayendo rápido”.
A continuación, Easton tocó a su entrenador en el hombro y corrió hacia su mamá. Le dijo a Lexie que se sentía “cansado”, lo que dice cuando sus niveles de glucosa bajan.
“River sabía que los niveles de Easton estaban bajando antes que él mismo”, dice Lexie. “Lo supo antes que mi hijo y que la máquina”.
Apoyar a los demás en su camino
El diagnóstico de Easton ha implicado un cambio para Easton y toda su familia. Aún tiene sus buenos y malos días con su diagnóstico.
Sin embargo, incluso con las frustraciones, Easton se esfuerza por educar y apoyar a los demás.
“Fue la primera persona en su escuela en recibir un diagnóstico de diabetes tipo 1”, dice Lexie. “Cuando se le diagnosticó a otro niño mayor que él, Easton lo acompañó. Ahora son amigos. Easton es una estrella de rock, muy fuerte”.
Abha Choudhary, M.D. y el equipo de la Clínica de endocrinología de Children's Health continúan monitoreando a Easton y su diabetes. Una vez cada tres meses, tiene una cita para controlar sus niveles de azúcar en sangre y sus niveles de A1C, lo que indica a sus proveedores cuáles han sido sus niveles promedio de glucosa en sangre durante los últimos dos a tres meses.
Allí, consulta a muchos de los proveedores experimentados que atienden a niños con un diagnóstico de diabetes. “Los proveedores de la clínica son excelentes”, dice Lexie. “Siempre saben cómo bajar su nivel y tratarlo como un niño, no solo como un diagnóstico de diabetes”.
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El Programa de Diabetes Infantil de Children's Health trabaja en estrecha colaboración con los niños y sus familias para proporcionar tratamiento y recursos que los ayuden a usted y a su hijo a comprender y enfrentar un diagnóstico de diabetes. Obtenga más información sobre el Programa de Diabetes Infantil.
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