Es probable que todos los padres sean testigos de una rabieta en algún momento durante la infancia de su hijo. Aunque las rabietas pueden ser frustrantes para los padres, es importante saber que son una parte normal del desarrollo de un niño.
“Las rabietas forman parte del desarrollo”, explica Eileen Santa-Sosa, Ph. D., psicóloga clínica de Children's Health℠ y profesora adjunta de UT Southwestern. “Los bebés necesitan de sus padres para calmarse. A medida que salen de esa fase, a veces, esperamos que tengan la capacidad de calmarse, pero aún están aprendiendo”.
Las rabietas suelen comenzar alrededor de los 18 meses de edad y comienzan a disminuir alrededor de los 4 años. Las rabietas ocurren con mayor frecuencia cuando los niños necesitan ayuda con sus necesidades básicas, cuando los padres establecen límites en el comportamiento de su hijo y cuando no pueden obtener algo que desean.
Cómo manejar las rabietas de los niños pequeños
Durante una rabieta, el niño puede sentirse frustrado o molesto y comenzar a llorar, gritar o tirarse al piso. Cuando se produce una rabieta, puede ser difícil saber qué hacer. Puede ser difícil ver al niño llorar o enfadarse. Si está en público, incluso puede sentirse avergonzado o preguntarse si el comportamiento de su hijo lo hace quedar mal como padre.
La mejor manera de calmar a un niño pequeño que tiene una rabieta es mantener la calma. Si se mantiene tranquilo, el niño también puede calmarse. Luego puede averiguar qué es lo que desencadenó la rabieta.
Para mantener la calma, recuérdese que la rabieta terminará y que esta es una parte normal de crecer y aprender a lidiar con sentimientos difíciles. Evite gritar, castigar o golpear al niño.
Para ayudar al niño a calmarse, también puede ofrecer elementos que puedan ayudarlo a calmarse, como una manta o un animal de peluche favorito. Pregúntese si el niño puede tener hambre, estar cansado o necesitar atención. Recuérdele que una vez que se calme, pueden ayudarlo a satisfacer sus necesidades, como tomar un refrigerio o una siesta.
Cómo prevenir las rabietas
Si mantiene la calma durante la rabieta del niño, enseña con el ejemplo lo que significa estar tranquilo. Una vez que el niño esté tranquilo, puede actuar para prevenir futuras rabietas.
“Comience elogiando a su hijo diciendo algo como: ‘Has hecho un gran trabajo para calmarte’”, dice la Dra. Santa-Sosa. “También puede aprovechar la oportunidad para enseñarle a su hijo formas útiles de calmarse”.
Durante los momentos de calma, ayude al niño a identificar las emociones que estaba teniendo durante la rabieta, como enojo o tristeza. Puede dibujar, leer un libro sobre sentimientos o turnarse para hacer caras que representen sentimientos. A continuación, puede enseñarle a manejar esa emoción de forma saludable. Practique métodos calmantes, como ejercicios de respiración, soplar burbujas o contar. Con el tiempo y con la práctica, el niño aprenderá a calmarse.
Otra estrategia importante es conocer las señales del niño cuando comienza a enojarse. Si puede ayudar al niño a lidiar con sus emociones en el momento, eso podría ayudar a evitar que se enoje tanto que termine teniendo rabieta. Cada niño es diferente, pero puede observar lo siguiente cuando el niño está molesto:
- El niño puede fruncir el ceño o hacer puchero
- El niño se aleja de usted o no hace lo que le pide
- Su hijo puede protestar verbalmente, por ejemplo, decir “no”
Las rabietas también pueden ocurrir cuando los padres comienzan a establecer límites. Aunque los límites son importantes para la seguridad, pueden ser frustrantes para los niños pequeños que solo quieren explorar.
La Dra. Santa-Sosa recomienda evitar afirmaciones negativas al establecer límites o redirigir el comportamiento de un niño. Dígales a los niños lo que quiere que hagan, en lugar de lo que deben dejar de hacer. Por ejemplo, si corren, en lugar de decirles que se detengan, dígales tranquilamente que se sienten. Si están haciendo algo que no quiere que hagan, rediríjalos a una actividad que les guste, en lugar de decir que “no” o “basta”.
Otras tácticas de crianza de niños pequeños para ayudar a prevenir las rabietas incluyen:
- Proporcionar un programa diario estructurado que incluya diversión, sueño y comidas regulares
- Distraerlos de las cosas que no pueden hacer llevándolos a una actividad preferida
- Darles más opciones a los niños pequeños independientes para que se sientan involucrados
- Ofrecer apoyo emocional antes de que se enojen más
Cuándo buscar ayuda para las rabietas de su hijo
Las rabietas son una parte normal del desarrollo de los niños pequeños. Sin embargo, si las rabietas se vuelven graves, puede buscar ayuda de un profesional de salud mental con experiencia en el cuidado de niños pequeños. Los signos de que las rabietas se están volviendo graves incluyen:
- El niño tiene varias rabietas todos los días
- El niño se vuelve tan agresivo durante una rabieta que puede lastimarse a sí mismo o a otras personas
El comportamiento agresivo puede incluir golpearse a sí mismo o a los demás, lanzar cosas u otras acciones que amenacen su seguridad o la seguridad de otra persona. También debe buscar ayuda si con frecuencia se siente abrumado por las rabietas, y las rabietas impiden que el niño y la familia realicen actividades que normalmente disfrutan juntos.
Comuníquese con el médico de medicina primaria del niño por su comportamiento, ya que puede brindarle recomendaciones y derivaciones cuando sea necesario.
“Un profesional puede realizar una evaluación para determinar los factores relacionados con las rabietas y proporcionar recomendaciones individualizadas”, dice la Dra. Santa-Sosa. “Juntos, pueden elaborar un plan sobre cómo manejar mejor las rabietas para su hijo y su familia”.
También puede encontrar recursos en línea, como zerotothree.com o la Asociación Estadounidense de Psicología, con más información sobre las rabietas, por qué se producen y qué puede hacer para manejarlas.
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El equipo de Psiquiatría y Psicología Pediátrica de Children's Health puede ayudar a los niños y padres a sobrellevar muchas emociones comunes de la infancia.
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