El Pectus excavatum no impide la pasión de Diego por el hockey sobre hielo
Cuando el tórax en embudo empezó a afectar a un jugador de hockey, él y su familia encontraron apoyo en Children's Health
La primera vez que Diego vio un partido de hockey, con apenas 11 años de edad, supo de inmediato que quería patinar. Incluso ahora, cinco años más tarde, Diego recuerda la primera vez que sus patines alquilados tocaron el hielo en una pista.
“Recuerdo que cuando até los cordones de esos patines de alquiler, noté que la bota se estaba desarmando y que la cuchilla de acero estaba oxidada”, dice Diego. “Cuando salí al hielo por primera vez, me caí inmediatamente. Pero seguí practicando y, al terminar la primera patinada, podía levantarme solo sin usar soportes”.
Su padre, Denver, comenzó a llevarlo a pistas de patinaje sobre hielo y a clases para apoyar la nueva pasión de su hijo por el hockey.
“Se enamoró del deporte”, dice Denver. “Trabajó duro y rápido para ascender en la clasificación de jugadores”.
Pero una anomalía que Diego tenía desde el nacimiento comenzó a afectar sus esfuerzos. Cuando Diego nació, su tórax parecía estar un poco hundido en el centro. A medida que crecía, el hundimiento se hizo más profundo y evidente.
“Con la pubertad, empezó a empeorar”, dice su madre, Marisol. “Se hizo más evidente”.
En la escuela secundaria, los otros niños comenzaron a notar el pecho de Diego y empezaron a acosarlo. Diego no salía de casa sin una camisa, ni siquiera para nadar. Su juego de hockey también empezó a acusar el impacto. Tenía que tomarse más tiempo para recuperar el aliento que los demás jugadores.
“En los deportes, sentía que no era tan bueno como todos los demás”, dice Diego. “No era tan rápido”.
Diego encuentra apoyo y tratamiento para el pectus excavatum en Children's Health℠
Los padres de Diego lo llevaron a ver al Dr. Adam Alder, cirujano pediátrico de Children's Health y profesor adjunto de UT Southwestern, que se especializa en anomalías de la pared torácica.
“Cuando conocí al Dr. Alder, tenía mucho miedo”, dice Diego. “Pero él estaba muy relajado y eso me tranquilizó. Habría sentido más miedo que no me hubiera tratado como lo hizo. Me sentí muy cuidado”.
El Dr. Alder, director del Centro de Pectus y Anomalías de la Pared Torácica y jefe de cirugía pediátrica del campus de Plano de Children's Health, diagnosticó pectus excavatum a Diego. Esta anomalía común en la pared torácica, también llamada tórax en embudo, hace que el tórax se hunda. Cuando esta afección empeora, puede limitar la capacidad de los pulmones para expandirse. En muchos casos, la forma del tórax se asocia a alteraciones en la anatomía normal del corazón. En el caso de Diego, provocaba falta de aire, tos y dolor en el pecho, especialmente con el ejercicio.
El tratamiento del pectus excavatum es una operación para colocar una barra metálica detrás de las costillas. La barra ayuda a mantener el esternón y las costillas en su posición, corrigiendo el tórax en embudo. Se deja colocada durante tres años hasta que el pecho se remodela permanentemente.
“Si hubiese sido solo algo cosmético, que no me gustara el aspecto de mi pecho, no me habría hecho la cirugía”, dice Diego. “Pero como mi sueño es jugar hockey al nivel más alto posible, eso me motivó a someterme a la cirugía. Sabía que podía ayudarme a jugar al hockey a un nivel superior”.
El Dr. Alder le dijo a Diego que necesitaría al menos seis meses para recuperarse de la operación y recuperar fuerza; luego evaluarían su capacidad para jugar al hockey. Con un deporte de contacto como el hockey, era posible que Diego tuviera que dejar de jugar mientras tuviera la barra colocada.
En 2017, Diego se sometió a la operación del pectus excavatum en las vacaciones de primavera, justo después del final de la temporada de hockey. Se esforzó por recuperarse y trabajó para recuperar fuerza y resistencia. Tres meses más tarde volvió al hielo, y tres meses después estaba listo para la temporada de hockey.
Cuando Diego juega al hockey, puede sentir la barra, especialmente cuando lo lanzan contra las tablas. Pero eso no lo limita, dice Diego.
“Siento que me hace más fuerte”, dice Diego. “Estoy lidiando con esta afección que nadie más tiene que afrontar”.
Ahora, después de tres años, a Diego le sacaron la barra. Su pecho ha adquirido una nueva forma, dando a sus pulmones suficiente espacio para moverse y expandirse.
“Todo el proceso ha sido bueno para mí”, dice Diego. “Me ha hecho agradecer todo lo que tengo”.
Diego sigue jugando al hockey en la escuela. Aunque espera jugar en la universidad, sabe que jugará el resto de su vida, ya sea en una liga recreativa o con sus futuros hijos. Gracias a la operación de pectus excavatum, tiene la resistencia y la confianza que necesita para seguir persiguiendo su pasión.
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El centro de anomalías pediátricas del tórax y la pared torácica de Children's Health℠ brinda atención integral para diagnosticar, evaluar y tratar anomalías de la pared torácica en bebés, niños y adolescentes. Obtenga más información sobre nuestro programa de pectus y anomalías de la pared torácica.
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