Journey tiene una sonrisa que puede iluminar una habitación y una determinación feroz en el campo de fútbol. Es una estudiante dedicada, artista y atleta, y uno jamás adivinaría que, entre todo eso, está tratando un diagnóstico de diabetes tipo 1.
Un diagnóstico marca el inicio de un viaje de por vida
El año pasado, a la edad de 10 años, Journey empezó a presentar algunos síntomas inusuales, como problemas urinarios, apetito insaciable y sed, y una pérdida de peso rápida preocupante. Al principio, su madre Amber pensó que los síntomas podrían ser el resultado de una combinación de un programa de entrenamiento demasiado desafiante para el fútbol y un caluroso verano en Texas.
“Journey bebía agua constantemente, pero no parecía saciar su sed”, dice Amber. “Seguía haciendo calor y había estado entrenando mucho en su práctica de fútbol, así que supuse que solo estaba deshidratada”.
Sin embargo, después de una noche de investigación en línea, Amber se dio cuenta de que todos los síntomas de Journey apuntaban hacia algo más grave. Llevó a Journey a ver a su pediatra en cuanto el consultorio abrió la mañana siguiente.
“Para entonces, Journey estaba tan deshidratada que ni siquiera podían extraer sangre en el consultorio del pediatra y nos enviaron a la sala de urgencias del Children’s Medical Center”, dice Amber.
Allí, un equipo de especialistas, incluido el Dr. Soumya Adhikari, endocrinólogo pediátrico de Children's Health℠ y profesor adjunto de Pediatría en UT Southwestern, confirmó los temores de Amber: Journey tenía diabetes y sufría cetoacidosis diabética, una afección grave que se desarrolla cuando el organismo no puede producir suficiente insulina.
Mientras se recuperaba en el hospital, Journey y su familia trabajaron incansablemente para aprender todo lo que podían sobre su diagnóstico y lo que se avecinaba.
“El Dr. Adhikari habló directamente con Journey y respondió todas sus preguntas”, recuerda Amber. “En ese momento, no conocíamos personalmente a nadie más con diabetes tipo 1 y no sabíamos nada sobre ella más que lo que había leído la noche anterior, así que durante los dos días que siguieron recibimos una enorme cantidad de información”.
Avanzar con apoyo
Journey y su familia se reunieron con un equipo de educadores sobre diabetes para abordar cada aspecto de su atención, por ejemplo, cómo controlar y manejar sus niveles de glucosa a lo largo del día, qué factores considerar al tomar decisiones sobre su dieta y, por supuesto, cómo administrarse las inyecciones de insulina.
Al igual que con la mayoría de los aspectos de su vida, Journey aprendió rápido.
“El segundo día en el hospital, ya se encargaba sola de sus propios pinchazos e inyecciones en el dedo”, dice Amber. “Me sorprende”.
Además de la información que recibió en el hospital, Journey también asistió con su familia a dos clases, Diabetes 101 y Take Charge, después de regresar a casa, para reforzar todo lo que había aprendido.
“Las clases fueron de mucha ayuda”, dice Amber. “En un período tan corto en el hospital, nos dieron tanta información que nos resultó útil tomarnos un respiro y asegurarnos de comprender los conceptos básicos antes de enfrentarnos a los problemas más complejos”.
La diabetes no la define
Hoy, casi un año y medio después de su diagnóstico inicial, Journey se encuentra muy bien. Regresó al campo de fútbol solo dos semanas después de su diagnóstico; en agosto comenzó la escuela secundaria.
“Todos mis amigos cercanos saben que tengo diabetes tipo 1”, dice Journey. Dice que sus amigos son comprensivos, pero no se complica la vida hablando de su enfermedad, y su monitor de glucosa es indetectable.
Journey se encarga de controlarse la insulina y de las inyecciones en la escuela, mientras la enfermera la supervisa. Ella y su madre Amber trabajan juntas para determinar los “recuentos de carbohidratos” y la cantidad de insulina que necesitará cada comida, según su nivel de actividad. Utiliza un dispositivo implantable para ayudar a controlar sus niveles de glucosa en tiempo real; esto les da a ella y a su familia más tranquilidad.
“Aprendió a los golpes que la diabetes tipo 1 no juega limpio, pero no permitió que la desanime”, dice Amber. “Utilizó este año para fortalecerse, y quiere ayudar a los demás y ayudar a recaudar dinero para la investigación para encontrar una cura”.
Journey también se compromete a educar a otros sobre su diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmunitaria en la que el cuerpo pierde la capacidad de producir insulina.
“Ojalá todos supieran que la causa de la diabetes tipo 1 no es comer demasiada azúcar”, indica Journey. “Cuando la gente se entera, ese siempre es su primer comentario”. De hecho, la mayoría de las personas que presentan diabetes de tipo 1 tienen un peso normal y están sanas antes de que esta inicie.
Con defensores como Journey, que difunden la concientización y redefinen cómo puede ser la vida con diabetes tipo 1, más personas comprenderán la importancia de diagnosticar y tratar esta enfermedad crónica, y se sentirán inspiradas para avanzar con determinación.
Obtener más información
Children's Health℠ cuenta con uno de los programas de diabetes infantil más grandes del país, y fue el primero en recibir la Certificación de atención de enfermedad específica para la diabetes del Comité conjunto. Descubra cómo nuestros expertos pueden ayudar a diagnosticar y tratar la diabetes en niños de todas las edades.
¡Gracias!
Ahora está suscrito al boletín familiar de Children's Health.
Children's Health no venderá, compartirá ni alquilará su información a terceros. Lea nuestra Política de privacidad.