Despertarse a mitad de la noche para escuchar al niño llorar o gritar intensamente puede ser alarmante. Si el niño parece extremadamente asustado o asustado, e incluso patea, habla o presenta sonambulismo, podría tener un terror nocturno, también conocido como terror del sueño.
Los terrores nocturnos son diferentes de las pesadillas. Aunque los niños pueden tener los ojos abiertos y parecer estar despiertos durante un terror nocturno, en realidad duermen profundamente y no le responderán como lo hacen normalmente, ni tendrán ningún recuerdo del episodio. Los niños suelen volver a dormirse más fácilmente después de un terror nocturno que después de una pesadilla.
Aunque inquietan a los padres, los terrores nocturnos no son peligrosos. Se estima que entre el uno y el seis por ciento de los niños presentan terrores nocturnos. Comienzan a los 3 años de edad en promedio, pero también pueden ocurrir antes o después de esa edad. La mayoría de los niños los superan a los 12 años, muchos incluso antes.
Cómo los padres pueden ayudar a prevenir los terrores nocturnos
La Dra. Michelle Caraballo, neumonóloga pediátrica y profesional de medicina del sueño de Children's Health℠, afirma que los médicos no saben por qué se producen terrores nocturnos, aunque los investigadores creen que puede haber un componente genético y una posible relación entre la privación de sueño y los terrores nocturnos.
Aunque no hay una forma definitiva de prevenir los terrores nocturnos, puede tomar medidas para ayudar al niño a desarrollar hábitos de sueño saludables. Y, sobre todo, asegúrese de que el niño tenga una rutina regular y relajante a la hora de acostarse que le permita dormir lo suficiente. La cantidad de sueño que el niño necesita varía según la edad: Los niños pequeños (de 1 a 2 años) necesitan de 11 a 14 horas de sueño por día, incluidas las siestas, mientras que los niños en edad preescolar (de 3 a 5 años) necesitan 10 a 13 horas. Las variaciones en el horario de sueño, los cambios en el entorno del sueño o dormir en un entorno ruidoso podrían desencadenar un terror nocturno en los niños propensos a ellos.
“Cuando un niño está demasiado cansado, es probable que llegue a la etapa más profunda del sueño, llamada sueño delta, ya que su cuerpo está intentando ponerse al día”, explica la Dra. Caraballo. “Dado que esta es la etapa del sueño cuando se producen terrores nocturnos, es más probable que tengan un terror nocturno cuando sufren privación de sueño”.
La mayoría de los niños presentan terrores nocturnos de 1 a 3 horas después de dormirse. Si el niño suele tener terrores nocturnos a la misma hora todas las noches, es posible que pueda ayudar a evitar que el terror nocturno comience despertándolo suavemente 15 minutos antes de que ocurra el episodio.
Cómo cuidar al niño durante un terror nocturno
Recuerde que los terrores nocturnos no son pesadillas. El niño no está soñando ni despierto durante estos sucesos. También debe comprender que los terrores nocturnos no son un signo de problemas psicológicos y no causan ningún daño psicológico a su hijo.
Su principal prioridad durante un terror nocturno es mantener la calma y mantener a su hijo seguro, especialmente si tiene sonambulismo.
“La mayoría de los niños con terrores nocturnos no se levantan de la cama, pero algunos niños pueden presentar sonambulismo y lesionarse”, dice la Dra. Caraballo. “Todas las puertas y ventanas exteriores deben estar seguras, y el piso debe estar libre de objetos con los que el niño pueda tropezarse o pisar”. Si presenta sonambulismo, la Dra. Caraballo también recomienda colocar cerraduras en las puertas y campanas o alarmas en las puertas exteriores para que usted se le alerte si intenta salir de la casa.
Debido a que puede ser difícil ver cómo el niño experimenta un terror nocturno, es posible que usted sienta que necesita consolar o despertar al niño. Sin embargo, debe dejar que el niño duerma durante el episodio. Intentar despertar al niño o interrumpir el terror nocturno puede causarle más angustia y puede hacer que el terror nocturno dure más.
En cambio, guíe suavemente al niño para que regrese a la cama. Si opone resistencia, no se preocupe; simplemente preste atención a la situación. Una vez que las cosas se calmen, el niño puede recibir ayuda para volver a la cama.
Al día siguiente, no comente los terrores nocturnos con su hijo a menos que él lo haga. Es probable que no lo recuerde. Darles demasiada importancia a los terrores nocturnos puede avergonzar al niño y causarle estrés y ansiedad indebidos. Si le pregunta, hágale saber al niño que los terrores nocturnos son normales y que él no es culpable. Asegúrele al niño que cuando se producen terrores nocturnos, estará allí para protegerlo y, con el tiempo, los terrores nocturnos desaparecerán.
En la mayoría de los casos, dice la Dra. Caraballo, los terrores nocturnos no requieren ningún tratamiento específico. Sin embargo, si los terrores nocturnos causan lesiones o alteraciones graves en la familia, o si el niño tiene signos de otros trastornos del sueño, como apnea del sueño, debe hablar con el pediatra del niño.
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