A los 13 años, la vida de Zeke ya ha estado llena de aventuras. Pasó la mayor parte de sus primeros años viviendo en una remota aldea montañosa en Papúa Nueva Guinea como hijo de misioneros. Disfrutó de una niñez activa, corriendo por campos y senderos de montaña con sus hermanos y amigos, y practicando deportes, como fútbol.
Cuando tenía 11 años, Zeke y su familia se mudaron a los Estados Unidos. Un día mencionó que le dolía el pecho, pero como estaba tan sano, sus padres no lo pensaron mucho.
“Pensábamos que se le iba a pasar”, dice el padre de Zeke, Chad.
Cuando sus síntomas empeoraron y empezó a sentir dolor mientras estaba acostado, la familia de Zeke se dio cuenta de que era hora de ver a un médico.
Zeke encuentra atención experta para la cardiopatía reumática en Children's Health℠
El pediatra de Zeke escuchó un soplo cardíaco y derivó a Zeke al Dr. Alan Sing, cardiólogo pediátrico de Pediatric Heart Specialists, un socio de la red de atención médica de Children's Health, para una evaluación adicional. Un ecocardiograma reveló que la válvula mitral de Zeke estaba dañada y presentaba fugas graves.
“El Dr. Sing pensó que Zeke podría haber tenido un caso asintomático y sin diagnosticar de faringitis estreptocócica que se convirtió en fiebre reumática, lo que provocó que su sistema inmunitario atacara su corazón”, dice Chad.
En junio de 2019, Zeke comenzó a tomar antibióticos inmediatamente para evitar que la infección le dañara aún más el corazón. Estaba la posibilidad de que su corazón se cure por sí solo, por lo que la familia del Dr. Sing y Zeke decidió esperar para someterse a una cirugía.
Pero para julio de 2020, cuando la COVID-19 cerró el país, estaba claro que Zeke necesitaría intervención quirúrgica. Fue entonces cuando conoció al Dr. Robert Jaquiss, director de la división de cirugía cardiotorácica pediátrica y congénita, codirector del Centro para el Corazón en Children's Health y profesor de cirugía torácica y cardiovascular en UT Southwestern. En una cirugía a corazón abierto de 4.5 horas de duración, el Dr. Jaquiss descubrió que la válvula mitral estaba irreparablemente dañada, por lo que sustituyó la válvula mitral de Zeke por una válvula cardíaca “mecánica” artificial.
“Si es posible, siempre nos esforzamos por reparar la válvula del paciente, pero la de Zeke estaba demasiado dañada para que eso fuera posible”, dice el Dr. Jaquiss.
La cirugía de Zeke fue exitosa y reparó su corazón, pero ser paciente en su recuperación fue un desafío, especialmente para un adolescente enérgico que estaba tan acostumbrado a correr de actividad a actividad.
“Durante seis semanas, Zeke no pudo hacer ninguna actividad ni levantar nada para que su corazón y la incisión se curaran”, dice Janeene, la madre de Zeke. “Era muy valiente en todo, pero ver a nuestro hijo con dolor era difícil”.
Con el tiempo, las restricciones de dolor y actividad de Zeke disminuyeron. Solo un mes después de la cirugía, un ecocardiograma mostró que su corazón ya tenía signos de curación.
Zeke vuela en la pista y en el cielo
Después de la cirugía de Zeke, los deportes de contacto ya no eran una opción. Pero Zeke se dio cuenta de que su velocidad en el campo de fútbol se traducía bien en la pista como velocista. Comenzó a entrenar con un club de atletismo local, compitiendo en las carreras individuales de 100, 200 y 400 m, así como en los relevos de 4 x 100 m, 4 x 200 m y 4 x 400 m. Para el verano de 2021, Zeke y su equipo de relevos se calificaron para competir en los Campeonatos Nacionales de Campo y Pista Olímpicos Junior en la carrera de 4 x 400 m.
“No solo corre, está corriendo a un nivel increíble”, dice Chad. “Es increíble ver lo sano que está y lo fuerte que es, e incluso después de todo lo que ha pasado, es capaz de seguir el ritmo de los niños en su club de atletismo”.
El Dr. Sing sigue de cerca el progreso de Zeke para garantizar que el flujo sanguíneo en su corazón se mueva de forma eficaz y que su válvula mecánica siga funcionando bien. Zeke necesitará anticoagulantes durante el resto de su vida para reducir el riesgo de coágulos de sangre y se aplica inyecciones mensuales de penicilina para garantizar que la infección por estreptococos no vuelva a producirse. Pero no deja que ninguno de sus desafíos médicos le detenga y confía en su fe mientras planea su futuro, lo que espera que incluya una carrera como piloto. Con solo 13 años, ya ha empezado sus clases de vuelo.
“Desde el momento en que conocí a Zeke, su actitud positiva y su resiliencia han sido realmente inspiradoras”, dice el Dr. Sing. “No ha dejado que su cardiopatía limite sus pasiones o sueños. Todos podemos aprender una valiosa lección de él”.
Con la perseverancia de Zeke, y su familia y su equipo de atención que lo animan, sabemos que seguirá volando, ya sea en la pista o en el cielo.
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