En 2012, Riley y su familia estaban sentados a la mesa jugando al bingo durante el Día de Acción de Gracias cuando se puso derecho en su silla con el rostro completamente gris. La noche anterior había tenido dolor de estómago y, por eso, los padres lo llevaron a la sala de urgencias del Centro médico Children’s de Dallas de inmediato.
Se le diagnosticó apendicitis y se lo sometió a una cirugía para extirpar el apéndice roto. Después de algunos desafíos durante la recuperación de la cirugía, se fue a casa aproximadamente dos semanas más tarde.
Comenzó el nuevo año con fuerza, pero el Día de San Valentín de 2013, la madre de Riley, Amy, recibió una llamada de la escuela informándole que Riley tenía un nudo grande en el costado del cuello y necesitaba que lo fueran a buscar, ya que el enfermero de la escuela sospechaba que podría tener mononucleosis o paperas. El pediatra de Riley lo derivó a un especialista que, después de una serie de pruebas y biopsias, finalmente le diagnosticó linfoma de Hodgkin.
Amy, que es farmacéutica, se puso en contacto de inmediato con su amplia red de compañeros de atención médica para obtener recomendaciones sobre adónde acudir para la atención de Riley. Después de mucha deliberación, eligió el Centro Pauline Allen Gill para el cáncer y los trastornos sanguíneos de Children's Health℠.
Allí, Riley se reunió con expertos para explorar las opciones de tratamiento, y, poco después, lo ingresaron en el hospital para la primera de cuatro rondas de quimioterapia hospitalaria.
Riley sabía que estaba en buenas manos, pero algo le preocupaba: “No quería perder el pelo”, dice.
Afortunadamente, Riley respondió rápidamente al tratamiento y, después de solo dos rondas, el cáncer entró en remisión. Completó las dos rondas de tratamiento restantes y, para junio, Riley estaba en casa preparándose para un verano lleno de diversión.
El cáncer de Riley estuvo en remisión durante 60 días antes de comenzar a presentar sudoraciones nocturnas graves y un sarpullido durante una visita a sus abuelos. Su madre reconoció los síntomas y lo llevó nuevamente a Children's Health℠ para una revisión, donde los médicos descubrieron que el cáncer había vuelto.
Lo reingresaron a Children's Health℠, y comenzó otro conjunto de cuatro tratamientos, este un poco más difícil que el anterior. La Dra. Tiffany Simms-Waldrip, hematóloga y oncóloga de Children's Health℠ y profesora adjunta de pediatría de UT Southwestern, revisó el caso de Riley y determinó que su mejor opción para curarse era someterse a dosis altas de quimioterapia con un trasplante autólogo de células madre.
El 26 de noviembre de 2013, Riley recibió un trasplante de células madre recolectadas de su propio cuerpo. Permaneció en el hospital otros 15 días, pero llegó a casa a tiempo para Navidad.
“Muchos días festivos ya se habían arruinado por esta terrible enfermedad”, dice Amy. “Estamos muy contentos de tener a Riley en casa a tiempo para Navidad”.
Amy dice que su familia y amigos estuvieron a su lado durante cada desafío, llevando comidas, limpiando su casa e incluso recaudando fondos para su tratamiento.
El paso de Riley por el hospital fue difícil, pero él es el primero en admitir que también tuvo sus aspectos positivos, como jugar baloncesto en la habitación del hospital por la noche y una visita sorpresa especial de Justin Timberlake, uno de los héroes famosos de Riley.
“Fue increíble”, expresa Riley.
El cáncer de Riley ha permanecido en remisión desde su trasplante de células madre y, hace poco tiempo, hizo la transición al programa After Cancer Experience, que es uno de los pocos programas de los EE. UU. que supervisa a niños, adolescentes y adultos jóvenes sobrevivientes del cáncer infantil hasta la edad adulta.
Le entusiasma continuar su tercer año de secundaria y comenzar la búsqueda de universidad, y por supuesto, espera con ansias el próximo álbum de Justin Timberlake.
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