Daniel proviene de una familia de deportistas. Su abuelo fue un atleta exitoso de pista y campo que representó a Colombia a nivel nacional e internacional. Su madre también fue una deportista consagrada, quien le enseñó la importancia de tomar decisiones saludables y mantenerse activo desde joven. Durante toda su infancia en Colombia, Daniel estuvo rodeado de miembros de la familia que apoyaron su estilo de vida saludable y su búsqueda de convertirse en uno de los mejores ciclistas de BMX de Colombia a la edad de 13 años.
Cuando la familia de Daniel se mudó a Texas en 2015, continuó su carrera deportiva, competía en carreras de BMX la mayoría de los fines de semana y entrenaba en el gimnasio con regularidad, todo mientras trabajaba con empeño en la escuela.
Pero su trabajo arduo se detuvo repentinamente cuando empezó a sentirse mal después de una carrera un fin de semana en 2015.
“Pensé que tal vez estaba teniendo una reacción alérgica a algo o simplemente me estaba enfermando”, dice Daniel. “Intenté descansar en casa después de la escuela y beber más líquidos para ver si eso me ayudaba”.
Esa noche, Daniel empezó a tener fiebre. Su padre lo llevó al médico, que le diagnosticó bronquitis. Al día siguiente, Daniel se despertó sintiéndose aún peor.
“Estaba sudando, tembloroso, mareado, tenía dolor de cabeza y la visión borrosa”, dice. “Pero debía dar el examen PSAT ese día, así que le dije a mi madre que iba a ir a la escuela”.
Daniel terminó el día escolar, pero comenzó a vomitar en cuanto llegó a casa. Recuerda que sentía dolor, se durmió y se despertó brevemente para ayudar a su madre a limpiar la casa. Lo siguiente que recuerda es despertarse en una habitación de hospital en el Centro médico Children’s de Dallas casi dos semanas después.
“Mi familia me dice que en los dos días siguientes empecé a actuar de forma extraña y a decir cosas que no tenían sentido”, dice Daniel. “El viernes por la mañana, mi madre me trajo a la sala de urgencias local donde las pruebas mostraron que había un problema en el hígado”.
Las pruebas revelan que Daniel necesita un trasplante de hígado
Los análisis iniciales de sangre y orina revelaron niveles altos de amoníaco, una toxina que el hígado normalmente elimina del organismo. Daniel necesitaba atención altamente especializada, por lo que se lo trasladó al Centro médico Children’s de Dallas.
El viernes por la noche, los médicos comenzaron a realizarle a Daniel diálisis continua para intentar reducir los niveles de amoníaco y controlar la inflamación cerebral. Poco después, determinaron que Daniel necesitaría un trasplante de hígado.
“Mi madre comenzó a rezar para pedir un milagro”, dice Daniel. “Que mi hígado se curara solo”.
Se incluyó a Daniel en la lista de trasplantes hepáticos el sábado por la noche. El domingo por la noche, su familia recibió noticias inesperadas: había un donante de hígado.
“Fui el primer paciente en cincuenta años del programa en recibir un trasplante en solo dos días”, explica Daniel. “Nos dimos cuenta de que tal vez ese era el milagro por el que mi madre había estado rezando”.
El lunes por la noche, el Dr. Dev M. Desai, Ph. D., jefe de trasplante pediátrico en Children's Health℠ y profesor de cirugía en UT Southwestern, llevó a cabo una cirugía de seis horas para trasplantar el nuevo hígado. Daniel permaneció en coma unos días después de la cirugía mientras el Dr. Desai y su equipo supervisaban el nivel de toxinas en la sangre y el cerebro para identificar si había sufrido algún daño a largo plazo. Afortunadamente, el cerebro de Daniel parecía estar protegido, y solo unas semanas después, pudo volver a casa.
“Aunque no sabemos qué causó la insuficiencia hepática aguda de Daniel, los pacientes con esta forma de enfermedad hepática requieren una evaluación, estabilización y trasplante rápidos”, explica el Dr. Desai. “Daniel se ha recuperado sin complicaciones y ha podido retomar las actividades que disfrutaba antes del trasplante”.
Durante los años siguientes, el Dr. Desai supervisó atentamente a Daniel para asegurarse de que no hubiera signos de rechazo ni complicaciones del trasplante hepático. Daniel siguió tomando decisiones saludables, manteniéndose activo, comiendo sano y bebiendo mucha agua, e incluso pudo volver al deporte que le encantaba, las carreras de BMX.
Un acto que le salvó la vida generó un vínculo vital
Durante un tiempo después de la cirugía, Daniel pensó que el 20 de octubre de 2015, la fecha de su trasplante de hígado, sería el día en que un perfecto desconocido salvó su vida. Pero en septiembre de 2016, todo eso cambió. Daniel, que antes se había conectado con la familia de su donante solo por correo electrónico, fue invitado a reunirse cara a cara en una ceremonia en honor a su hijo.
“Era un jugador de fútbol americano y estudiante con honores, y su escuela secundaria iba a cambiar el nombre de su estadio de fútbol para que llevara su nombre”, explica Daniel. “Donó órganos que ayudaron a otras seis personas”.
Con el tiempo, Daniel aprendió más sobre las similitudes entre él y su donante: tenían aproximadamente la misma edad y ambos disfrutaban de vidas muy activas. También empezó a tener una relación más cercana con la familia de su donante.
“Hablamos con regularidad y para mí son mi segunda familia”, dice Daniel. “Tenemos un vínculo muy especial”.
Centrado en aprovechar al máximo su segunda oportunidad en la vida
Actualmente, Daniel tiene 21 años y aprovecha al máximo su segunda oportunidad en la vida.
Después de disfrutar de dos retiros como campista en Camp SOAR, un campamento de verano de fin de semana para adolescentes que han recibido un trasplante de órganos sólidos, él y algunos de sus amigos del campamento se desempeñarán como asesores en las próximas sesiones.
“He conocido a algunos de mis amigos más cercanos a través de Camp SOAR, y ahora vamos a volver para ser asesores”, dice Daniel. “Hemos perdido algunos amigos este año, lo cual es difícil, pero nos da más motivación para darnos apoyo mutuamente y también a los campistas. Es bueno establecer esas relaciones en el campamento y con personas que puedan identificarse con nosotros”.
Otra celebración emocionante para el próximo año: Daniel se comprometió y se va a casar. También se desempeña como editor de video y actualmente está trabajando en un proyecto sobre su experiencia para compartir el impacto que la donación de órganos puede tener en la vida de una persona.
“Sé que tuve una segunda oportunidad”, dice Daniel. “Y siempre aprovecharé esa oportunidad para promover la donación de órganos”.
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Como uno de los programas integrales de trasplante pediátrico más grande del país, estamos dedicados a la atención centrada en el paciente y la familia, un enfoque que brinda resultados que superan los estándares nacionales. Obtenga más información sobre nuestro programa de trasplantes pediátricos.
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