Cuando la patóloga del habla y el lenguaje Crystal Scott era niña, tartamudeaba tanto que le costaba “integrarse por completo en la sociedad”, según sus palabras.
De hecho, no fue hasta que tenía 17 años y era estudiante de primer año en la Universidad de Central Arkansas, cuando fue derivada a una clínica de terapia del habla, y sintió que contaba con las herramientas para superar su trastorno del habla. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que la misión de su vida era ayudar a otras personas como ella. Cambió su especialización a terapia del habla y comenzó su trayectoria profesional que la llevaría desde una oficina del distrito escolar de Arkansas hasta Our Children’s House Waxahachie más de una década después.
Crystal es una de las varias patólogas del habla y el lenguaje de Children's Health℠ que trabaja con pacientes con diversos trastornos del habla y la deglución, desde autismo o discapacidad auditiva hasta trastornos de la alimentación o retrasos del lenguaje. Trabaja en cooperación con un equipo de fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales y dice que, dada la amplia gama de desafíos a los que pueden estar haciendo frente sus pacientes, sus días nunca son aburridos.
“Tengo un paciente nuevo con diferentes objetivos cada 30 o 60 minutos”, afirma. “Tenemos que estar al día, lo que significa estar al tanto de las últimas investigaciones y aprender siempre a proporcionar a nuestros pacientes las mejores herramientas que necesitan para triunfar”.
Crystal considera que el lenguaje es como el “componente básico” del que todos aprendemos, ya sea hablando, leyendo o comprendiendo palabras. Y aunque la investigación sugiere que las habilidades lingüísticas son innatas en muchas personas, para otras, puede requerir que miembros del equipo como ella y sus colegas ayuden a los pacientes a desarrollar esas habilidades con el tiempo, o identificar formas creativas para que un niño se adapte a su situación única, como usar lenguaje de señas, tableros de imágenes o un dispositivo de salida de voz.
“Haré lo que sea necesario para asegurarme de que nuestros pacientes tengan éxito”, dice.
Sus propias experiencias alimentan la pasión por sus pacientes, y ella ve su papel en Children's Health como su misión, no “solo un trabajo”. Dice que lo mejor de trabajar en Children's Health es tener un asiento en primera fila para ver progresar a un paciente o lograr algo nuevo.
“Cuando veo a un paciente capaz de comunicarse mejor o comer o cumplir un objetivo que ellos y su familia han establecido para él, es la mejor parte de mi día”, dice Crystal. “Me encanta la comunidad en la que trabajo, mi equipo y mis pacientes”.
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