Cuando Gabrielle, o Gabby, nació fue la concreción de la esperanza de toda su familia de tener una niña. Al ser la menor de tres niños, los padres y abuelos de Gabby estaban entusiasmados por mimar a la edición más reciente.
Aunque Gabby no se enfermaba a menudo de bebé, su madre, Aisha, recuerda que cuando lo hizo, duró más de lo esperado. En ocasiones presentaba problemas respiratorios, e incluso desarrolló un soplo cardíaco cuando tuvo fiebre. Su pediatra derivó a Gabby a un cardiólogo cuando tenía unos 18 meses. El cardiólogo realizó un ecocardiograma de su corazón y un ECG y envió los resultados a su pediatra, quien le dijo a la familia que todo estaba bien.
Un diagnóstico sorprendente significa alejarse de los pasatiempos más queridos
A medida que Gabby crecía, era una niña activa, practicaba deportes e intentaba seguir el ritmo de sus dos hermanos mayores. De vez en cuando, se enfermaba, pero su familia no pensó mucho en ello, dada la buena salud que había dicho que tenía años antes su médico. No fue hasta que tenía 8 años y en la consulta con una endocrinóloga por un problema no relacionado que se les alertó de que algo podría estar mal.
“Mientras la especialista revisaba sus antecedentes médicos, me preguntó si teníamos un plan para su problema cardíaco”, dice Aisha. “La miré y le dije que no tenía ni idea de lo que estaba hablando”.
La endocrinóloga la envió a Gabby a un nuevo cardiólogo que informó a la familia que tenía una arteria coronaria anómala, una cardiopatía congénita que su pediatra anterior había pasado por alto. Aisha, que se había quedado atrás mientras Gabby y su padre acudían a la cita, dice que siempre recordará haber oído las noticias que le cambiaron la vida. “Nunca olvidaré la llamada telefónica, pero ni siquiera recuerdo cómo llegué a casa del trabajo ese día”, dice.
Gabby fue rápidamente remitida al Centro para el corazón de Children's Health℠. Después de una evaluación exhaustiva y una prueba de esfuerzo, su equipo médico y su familia decidieron posponer la cirugía hasta que su afección empeorara. Mientras tanto, y por desgracia, Gabby necesitaba alejarse de algunos de sus queridos pasatiempos y limitar sus niveles de actividad.
Comodidad en la atención experta durante la cirugía
Unos años más tarde, en Acción de Gracias, una visita a atención de urgencias debido a la aceleración de la frecuencia cardíaca llevó a Gabby a volver a Children's Health. Una resonancia magnética (IRM) cardíaca confirmó que el corazón de Gabby no bombeaba suficiente sangre al resto de su cuerpo y necesitaba repararse quirúrgicamente. Gabby no quería pasar las fiestas en el hospital, por lo que el equipo programó su procedimiento para después de Año Nuevo.
Cuando llegó el día de la cirugía, Gabby y su familia se sintieron reconfortados por el hecho de que una cara familiar, el cirujano cardiotorácico que estaba allí para la primera prueba de esfuerzo de Gabby, estaría dirigiendo el procedimiento en el quirófano.
“El médico nos conocía y se tomó el tiempo para interactuar con Gabby, reír y bromear con ella mientras se preparaba para la cirugía”, dice Aisha. “Nos hicieron sentir que ella importaba y que iban a hacer lo que necesitaban y a asegurarse de que estuviera bien”.
“No tengo una cicatriz, tengo una historia para contar”.
“Mi familia ha sido una parte muy importante de esta experiencia y me ha apoyado en cada paso del camino”, dice.
Durante los últimos dos años, Gabby ha asistido a Camp Moss, un programa de campamento de verano para niños con problemas cardíacos. Rodeada de amigos que han pasado por experiencias similares, ha aprendido a mantenerse sana y a hacer algunos amigos excelentes en el camino. Camp Moss ha generado un efecto tal en Gabby que durante los últimos dos años, su fiesta de cumpleaños ha sido una recaudación de fondos para el campamento.
Su madre le atribuye a Camp Moss la ayuda para desarrollar la autoestima de Gabby respecto a su cicatriz, a menudo conocida como una “cremallera” por muchos pacientes cardíacos.
“Como mujer, su cicatriz podría ser algo que afecta la forma de verse a sí misma, especialmente al entrar en la adolescencia”, dice Aisha. “Pero Camp Moss ha ayudado a su autoestima y la ha animado a estar orgullosa de lo que representa su cicatriz”.
Gabby lo dice mejor. “No tengo cicatriz”, dice. “Tengo una historia para contar”.
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