Cuando Erin recibió una llamada urgente de la guardería de su hijo de 1 año, sabía inmediatamente que él estaba pasando por una reacción anafiláctica. Alérgico a los huevos, Hunter comió por accidente una parte de la tostada francesa de otro estudiante.
Erin corrió hacia su hijo y lo encontró letárgico. El estómago, la espalda, las piernas y los brazos estaban de color rojo brillante. Las manos y pies estaban fríos y se pusieron azules.
Fue una situación aterradora, pero cuando llegó la ambulancia, Erin no dudó cuando le preguntaron a dónde quería que fuera su hijo. Les indicó a los paramédicos la sala de urgencias del Centro médico Children’s de Dallas.
“Sabía que habría especialistas pediátricos que habían visto algo así antes y sabrían exactamente qué hacer”, dice Erin. “No tenía la misma confianza en ningún otro centro”.
La atención de urgencia de expertos sustituye el miedo por alivio
Cuando llegaron a la sala de urgencias, el equipo médico inmediatamente le dio a Erin una sensación de seguridad al llamarla “mamá”.
“Lo único que podía hacer era confiar en que lo iban a controlar y en que él estaba en las mejores manos posibles”, dice.
Un equipo de médicos y enfermeros de urgencias trató a Hunter con esteroides y antihistamínicos y lo supervisó a medida que la reacción remitía y el peligro pasaba.
“Las salas de urgencias nunca son lugares tranquilos, pero aquí el personal médico estaba tranquilo”, dice Adam. “Tenían muy claro lo que le estaba pasando a Hunter y lo que estaban haciendo para tratarlo”.
“De principio a fin, el personal se mostró muy comunicativo sobre lo que hacían y por qué lo hacían”, añade Erin. “Cada vez que teníamos una pregunta, estaban encantados de responderla”.
Encontrar un apoyo integral para las alergias alimentarias de Hunter
Hunter salió de la sala de urgencias y regresó a casa el mismo día. Mientras Erin y Adam trabajaban para encontrar formas de mantenerlo seguro en la escuela y en casa, buscaron apoyo.
“Hunter tiene múltiples alergias alimentarias, entre las que se incluyen huevos, lácteos y frutos secos”, explica Erin. “Ya teníamos un plan de acción para la alergia y EpiPen, pero a medida que Hunter envejecía y quería probar más alimentos, estaba buscando más opciones para alimentarlo”.
La familia conoció al Dr. Christopher Parrish, alergista y codirector del Programa DEEP (Programa de enfermedades gastrointestinales y esofagitis eosinofílica de Dallas) en Children's Health y profesor adjunto en UT Southwestern. El Dr. Parrish actualizó las pruebas de Hunter y recomendó varios pasos a seguir, como un desafío con alimentos. También se reunieron con April Clark, nutricionista matriculada en el Centro de alergias alimentarias, para analizar maneras de ampliar la dieta de Hunter de manera segura.
“Esa primera consulta fue increíble”, dice Erin. “Fue un apoyo que no habíamos encontrado en ningún otro lugar”.
La familia de Hunter continuará trabajando con el Centro de alergias alimentarias para controlar sus alergias alimentarias y, aunque esperan no volver a necesitarlas, confían en la sala de urgencias de Children's Health si alguna vez se produce una emergencia.
“Cuando le pasa algo a tu hijo, quieres lo mejor para él”, dice Erin. “Encontramos eso en Children's Health”.
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La sala de urgencias del Centro médico Children’s de Dallas es el único centro de traumatología de nivel I en el norte de Texas y ofrece un equipo multidisciplinario especialmente capacitado en pediatría para manejar cualquier lesión grave o potencialmente mortal que enfrente su hijo. Obtenga más información sobre la ampliación y renovación de la nueva sala de urgencias.
El Centro de alergias alimentarias de Children's Health y UT Southwestern dan apoyo y tratamiento integrales para niños con alergias alimentarias. Obtenga más información sobre nuestros programa y servicios.
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