Cuando Barrett, a quien apodan Bear, tenía tan solo 4 meses de edad, su mamá, Jill, notó que se enfermaba con demasiada frecuencia. Empezó a refunfuñar por el dolor y no parecía actuar como un bebé “normal”. Lo llevó a varios médicos en los siguientes meses, pero nadie parecía demasiado preocupado.
“La mayoría de los médicos que vimos desestimaron mi preocupación, me consideraron una madre primeriza demasiado ansiosa y me dijeron que me relajara”, cuenta Jill.
Cuando Bear tenía 6 meses, terminó en el departamento de urgencias de un hospital de Fort Worth. Jill empezó a encontrar respuestas, pero no era lo que quería escuchar. Bear sufría un derrame pleural, una acumulación de líquido en los pulmones y el pecho. El médico extrajo parte del líquido y determinó que era sangre, lo que podría indicar cáncer.
Ingresaron a Bear en la UCI (unidad de cuidados intensivos) y, durante los 10 días que siguieron, su salud empeoró mientras los médicos intentaban identificar una causa. Un enfermero reconoció algunos de sus síntomas y sospechó que se trataba de un trastorno pancreático. Aunque el médico tratante consideró que era poco probable, siguió el diagnóstico y confirmó que Bear, efectivamente, padecía pancreatitis. También tenía un seudoquiste que estaba creciendo en el páncreas, lo que ejercía presión sobre los pulmones y había causado la acumulación de líquido.
Interviene un experto en gastroenterología de Children's Health℠
Bear y su familia esperaron una decisión sobre medidas durante meses, pero los médicos se estaban quedando sin opciones, ya que la cirugía era demasiado arriesgada. Se corrió la voz de que, en Children's Health℠, un médico nuevo había comenzado hacía poco tiempo. El Dr. Bradley Barth, gastroenterólogo pediátrico de Children's Health℠ y profesor de UT Southwestern, se especializa en pacientes pediátricos que padecen pancreatitis crónica y grave.
Trasladaron a Bear al Centro médico Children’s de Dallas, donde el Dr. Barth y su equipo verían el seudoquiste que crecía en el páncreas de Bear para determinar un plan de acción. El Dr. Barth tenía que utilizar un endoscopio especial, pero el instrumento era demasiado grande para el pequeño Bear.
Después de varios meses en el hospital, Bear fue lo suficientemente grande y fuerte como para someterse al procedimiento. Por último, después del primer cumpleaños de Bear, el Dr. Barth solicitó una TC (tomografía computada) para ver el quiste con más detalle. Descubrió que estaba creciendo alrededor de las vías respiratorias.
La respuesta afirmativa de un cirujano
Debido a la ubicación y el tipo de quiste, la cirugía sería riesgosa. Su estado empeoraba, y cada segundo contaba. El Dr. Stephen Megison, director de Servicios de traumatología de Children's Health℠ y profesor de UT Southwestern, explicó que, si Bear no se sometía a la cirugía pronto, no sobreviviría. Sabía que tenía que actuar para salvarle la vida.
“El Dr. Megison y el Dr. Barth fueron los únicos que dijeron que sí, y aceptaron al menos intentarlo”, dice Jill. “En ese momento, tuvimos que depositar la vida de Bear en sus manos y simplemente confiar en que iban a hacer todo lo posible para salvar a nuestro hijo”.
Dado que la extirpación del quiste era imposible, los doctores Megison y Barth decidieron adoptar un enfoque novedoso, similar a un bypass gástrico. El equipo tomó parte de su intestino delgado y lo unió al quiste, esperando que el líquido del quiste se drenara en el intestino y se eliminara con las heces.
En ese momento, este procedimiento era inusual en pacientes pediátricos, por lo que el equipo tenía previsto adaptarse y ajustarse según fuera necesario durante toda la cirugía. Unas horas más tarde, Jill se sintió aliviada al escuchar que la cirugía había sido un éxito total.
Llegando a la meta: una infancia feliz y saludable
Ahora, Bear está feliz, sano y libre de cualquier signo de un comienzo de vida tan desafiante. Está en tercer grado y le gusta estar con amigos y jugar al béisbol. Juega al juego que le encanta para sus mayores aficionados: su padre, su madre y su hermana pequeña Camilla. Bear comparte un vínculo especial con Camilla, que también se sometió a una cirugía que salvó su vida en manos del Dr. Megison después de que un accidente cerebrovascular en el nacimiento le impidiera a la niña, que hoy tiene 2 años, alimentarse sola.
“Los niños son resilientes”, dice Jill. Aunque tuvo dos hijos con afecciones complejas, uno de los cuales necesita atención continua, está agradecida por la persistencia y dedicación de sus equipos de atención de Children's Health℠, que marcaron una gran diferencia para su familia.
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Los expertos en gastroenterología reconocidos a nivel nacional de Children's Health℠ diagnostican y tratan afecciones digestivas y nutricionales en niños. Nuestro equipo ofrece un enfoque multidisciplinario para tratar las enfermedades pancreáticas y ayudará a su hijo en cada paso del tratamiento. Obtenga más información sobre nuestros programa y servicios.
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