Cuando Carson nació, casi todo lo que comía le sentaba mal. Su mamá, Stephanie, probó 10 fórmulas para bebés distintas antes de encontrar una que finalmente funcionó. Su pediatra sospechaba que padecía ERGE (enfermedad por reflujo gastroesofágico), y un análisis de sangre determinó que Carson también era alérgico a cinco alimentos diferentes.
Derivaron a la familia de Carson al Dr. J. Andrew Bird, director del Centro de alergias alimentarias de Children's Health℠ y profesor asociado de UT Southwestern, que les ayudó a identificar alimentos “seguros” para incorporarlos a la dieta de Carson cuando empezó a comer alimentos sólidos.
Aun así, cuando Carson era pequeño, no estaba ganando suficiente peso. Su gastroenterólogo, el Dr. Bradley Barth, director de la división de Gastroenterología pediátrica de Children's Health℠ y profesor de UT Southwestern, colocó una sonda de gastrostomía (sonda gástrica) en el estómago de Carson para garantizar que recibiera la nutrición adecuada. Según Stephanie, la sonda gástrica fue un punto de inflexión.
“Una vez que Carson pudo introducir los nutrientes y medicamentos adecuados en su organismo, empezó a subir de peso y fue un niño mucho más feliz porque no sentía dolor al comer”, dice.
Durante los meses que siguieron, Carson y su familia establecieron una rutina de alimentación y medicamentos programados, y los doctores Bird y Barth supervisaron su progreso, realizando ajustes según fuera necesario.
Los dolores de crecimiento se convierten en algo más
Sin embargo, unos meses antes del cuarto cumpleaños de Carson, empezó a quejarse de que le dolían las piernas. El pediatra creía que podría ser un dolor de crecimiento y sugirió darle ibuprofeno y controlarlo. Sin embargo, unos días más tarde, Stephanie recibió una llamada de la escuela informándole que Carson ahora sentía tanto dolor que había dejado de caminar. Stephanie lo llevó de inmediato a la sala de urgencias del Children's Medical Center Plano.
Ingresaron a Carson en el hospital para realizarle pruebas adicionales, y el 4 de abril de 2013, él y su familia recibieron la noticia que cambiaría sus vidas para siempre: Carson tenía leucemia linfocítica aguda.
Durante los dos años que siguieron, Carson se sometió a tratamientos de quimioterapia, complicados por varios ingresos en la UCI (unidad de cuidados intensivos), y trabajó con fisioterapeutas y terapistas ocupacionales para aprender a caminar de nuevo y recuperar la fuerza en las manos. Tenía casi 7 años cuando terminó los tratamientos.
Stephanie dice que fue una época difícil para Carson y su familia, pero estaban agradecidos por el apoyo del equipo de Children's Health℠ y todo lo positivo que vivieron en el camino, incluido un viaje a Disney World, SeaWorld y LEGOLAND en Orlando gracias a Wish with Wings.
“Nuestro viaje con a Wish with Wings fue muy especial y estimulante para ambos en medio de los tratamientos de Carson”, dice Stephanie.
Una madre agradecida por la vida “normal” de su hijo
Carson tiene casi 11 años y está prosperando. Le gusta leer, cantar y jugar con amigos. También es un orgulloso hermano mayor de dos niñas.
En retrospectiva, el paso de Carson por Children's Health℠ le recuerda a Stephanie todo lo que tiene para agradecer, y mira el futuro con esperanza.
“Miro las fotos navideñas de esos años en el hospital y recuerdo que me preguntaba si tendríamos una Navidad con Carson en cuatro años”, expresa. “Ahora, gracias al equipo de Children's Health℠, logró ser un niño normal y un hermano mayor. Estamos sumamente agradecidos”.
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