Cuando Lainey tenía tan solo 3 años de edad, su mamá, Shannon, notó que había sangre en su orina. Al presentir que algo andaba mal, llevó a Lainey a su pediatra, cuya sospecha era una infección urinaria o en la vejiga. Pero, después de tres semanas de cultivos negativos y sin alivio para sus síntomas, se decidió derivar a Lainey al departamento de nefrología pediátrica de Children's Health℠ para buscar respuestas.
Lainey y su familia conocieron al Dr. Michel Gerard Baum, nefrólogo pediátrico de Children's Health℠ y profesor de UT Southwestern, en su primera cita. Poco después, una ecografía reveló que, aunque la vejiga estaba sana, Lainey había desarrollado un cálculo renal de 9 mm.
Además del cálculo, una ecografía indicó que había depósitos de calcio dentro de los tubos de filtrado microscópicos de los riñones de Lainey, una afección llamada nefrocalcinosis, que, con el tiempo, podrían endurecerse y hacer que los riñones dejaran de funcionar. Lainey empezó a tomar medicamentos para disminuir el calcio en sus riñones y comenzó una dieta baja en sodio y oxalato.
Lainey se somete a una cirugía de emergencia
Con el tiempo, Lainey empezó a tener episodios intermitentes de dolor abdominal y disminución del apetito. Una nueva ecografía mostró que el cálculo había aumentado de tamaño y estaba obstruyendo el flujo de orina del riñón. Shannon recibió una llamada de la Dra. Linda Baker, uróloga pediátrica y directora de la Clínica Integral de Cálculos de Children's Health℠, y profesora de UT Southwestern, quien le informó que el cálculo renal de Lainey estaba impidiendo que el riñón drenara correctamente y que, si no se eliminaba, podría enfermar gravemente.
“Parecía que en cada visita, descubríamos un nuevo problema con los riñones”, cuenta Shannon. “Fue un momento muy difícil para nuestra familia”.
Ingresaron a Lainey en el Centro médico Children’s de Dallas para someterse a una cirugía. Durante la cirugía, se le colocó una sonda temporal a través de la espalda hasta el riñón, para drenar la orina acumulada. Luego, se insertó un litotriptor ultrasónico a través de la sonda y hacia el riñón para romper el cálculo y eliminar todos los pedazos pequeños.
“En aquel momento, Lainey estaba en el jardín de infantes y la sonda la avergonzaba, pero la ocultamos en un elegante bolso de mano hasta que se la retiraron una semana después”, explica Shannon.
Lainey y su equipo de atención empiezan a planificar su futuro
“Lainey es una niña encantadora y siempre está feliz”, dice la Dra. Baker. “A pesar de tener una afección poco frecuente que causa una formación significativa de cálculos y nefrocalcinosis, Lainey siempre tiene una gran sonrisa en el rostro”.
Shannon dice que hubo visitas buenas y visitas difíciles, ya que los niveles de sodio y los resultados de los análisis de laboratorio de Lainey han fluctuado con los años. Se desarrollaron nuevos cálculos y luego desaparecieron, pero los equipos del Centro de Cálculos y la Clínica de Nefrología las guiaron en cada paso del camino.
Por ahora, Lainey sigue siendo una estudiante de cuarto grado feliz y activa que disfruta de hacerse pedicuras con su abuela y ser la hermana mayor de sus dos hermanos, Stihl y Paisley. Hace poco, terminó su segunda temporada de voleibol y también es una estudiante excepcional. Compite en el equipo de deletreo de UIL y sueña con ser médica o profesora cuando crezca, dos roles en los que su madre Shannon está segura de que se destacará.
“Lainey es una persona muy compasiva que siempre da el 110 %, y cualquiera de esas carreras profesionales serían apropiadas para ella”, dice Shannon.
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