Un niño pequeño sonríe después de una cirugía para extirpar un quiste branquial

Después de años de inflamación facial recurrente, Luke encontró atención especializada en el Programa pediátrico de tumores de cabeza y cuello de Children's Health℠.


En 2014, Luke, un niño de 4 años, acudió a sus padres quejándose de dolor en la mejilla derecha. Después de que el dentista descartara problemas relacionados con los dientes, el pediatra recetó antibióticos para tratar una posible infección que pudiera causar el dolor en la boca. Durante los meses siguientes, el dolor aparecía intermitentemente y, al parecer, había desarrollado resistencia a los antibióticos.

Una TC reveló una anomalía en el tejido de la mejilla de Luke y, en junio de 2015, se rompió un bulto en la mejilla. Una cirujana plástica de un hospital local drenó la zona y limpió el tejido restante, lo que dejó un gran orificio y una cicatriz significativa en la mejilla derecha. Por un tiempo, pareció que los problemas de Luke habían quedado en el pasado, pero en diciembre de 2015, su mejilla empezó a inflamarse de nuevo. Después de rondas adicionales de antibióticos y una serie de pruebas para determinar por qué el crecimiento había vuelto, Luke se sometió a una segunda cirugía conocida como parotidectomía para extirpar la glándula parótida, la glándula salival más grande, de la mejilla derecha.

Lamentablemente, la mejilla de Luke no tardó mucho en volver a inflamarse. Durante los dos años siguientes, él y sus médicos intentaron controlar la inflamación a través de antibióticos o procedimientos de drenaje sin resultados positivos. Finalmente, en enero de 2019, se colocó una vía intravenosa en el brazo izquierdo de Luke para que pudiera recibir dosis más altas de antibióticos en casa. Nuevamente, los efectos duraron poco. La mejilla de Luke siguió inflamándose y se vio obligado a faltar varias semanas a la escuela.

Una segunda opinión trae esperanza

En ese momento, los problemas médicos de Luke también estaban empezando a afectarle emocionalmente. A menudo, las rondas de antibióticos frecuentes le causaban molestias estomacales, y empezó a sentirse muy cohibido por las cicatrices que las dos cirugías anteriores le habían dejado en el rostro.

“A veces me sentía pésimo”, dice Luke.

Pero cuando su mejilla se volvió a hinchar en febrero de 2019, su cirujana se mostró reacia a seguir adelante con una opción quirúrgica.

“Debido al daño en el nervio facial causado por las cirugías anteriores, la cirujana original de Luke quería que otro médico la ayudara durante la operación”, dice la madre de Luke, Rebecca. “Pero ningún otro médico del hospital estaba dispuesto a asumir el riesgo, por lo tanto, no aceptaban realizar la cirugía”.

Como alternativa, la cirujana de Luke lo derivó al Dr. Christopher Liu, otorrinolaringólogo pediátrico de Children's Health℠ y profesor adjunto de UT Southwestern. El Dr. Liu es director del Programa pediátrico de tumores de cabeza y cuello de Children's Health℠, el único programa de este tipo en el norte de Texas.

Rebecca admite que al principio, estaba nerviosa por el cambio de médico, pero la confianza del Dr. Liu desde su primera cita la tranquilizó inmediatamente.

“Llevamos toda la información que teníamos de los últimos cuatro años, y él revisó todo”, explica Rebecca. “Desde el principio estuvo seguro de que la cirugía era la opción correcta, no lo dudó en absoluto”.

Luke prospera después de una cirugía que le cambia la vida

En abril de 2019, Luke se sometió a una cirugía para extirpar otro bulto de la mejilla derecha. Durante la operación, que duró seis horas, el Dr. Liu también limpió parte del tejido cicatricial de las dos cirugías anteriores para ayudar a mitigar el aspecto de la cicatriz. Luke se recuperó bien de la cirugía y se fue a casa al día siguiente. Los informes anatomopatológicos posteriores a la cirugía determinaron que la neoplasia era un quiste branquial, y el Dr. Liu expresa con optimismo que no debería volver a aparecer, ya que pudo extirpar todo el quiste.

En la actualidad, Luke es un niño totalmente diferente, según su madre. El aspecto de la cicatriz mejoró significativamente desde la cirugía, lo que aumenta su confianza en sí mismo, y también se siente mejor físicamente. No ha faltado ni un día al colegio este año y le gusta practicar todo tipo de deportes y jugar con sus amigos.

“Si dudas fue una cirugía que cambió la vida de Luke”, expresa Rebecca.

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El Programa pediátrico de tumores de cabeza y cuello de Children's Health℠, el único programa pediátrico de este tipo en el norte de Texas, ofrece atención integral y experta para niños con tumores de cabeza y cuello. Obtenga más información sobre nuestros programa y servicios.

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