Esther es una niña pequeña enérgica y feliz que admira a sus hermanas mellizas de 7 años, pasa sus días jugando a ser la alguacil de uno de sus programas de televisión favoritos y busca gusanos después de las tormentas de primavera.
Nació en agosto de 2016 y era una bebé feliz y saludable. Se alimentó solo con leche materna durante seis meses, y creció y se desarrolló como se esperaba. Pero cuando sus padres empezaron a introducir alimentos sólidos en su dieta, comenzó a presentar estreñimiento y sangre en las heces.
Después de unas semanas, Esther volvió a probar la avena, pero esta vez, su reacción fue mucho más grave.
“Dos horas después de comer la avena, Esther estaba muy pálida, empezó a vomitar violentamente y tenía problemas para sostener la cabeza”, explica Heather.
Heather, enfermera pediátrica, sabía que algo andaba mal, así que llevó a Esther a la sala de urgencias de su ciudad natal, Oklahoma City. Los médicos le dieron líquidos y medicamentos para detener los vómitos, pero, finalmente, pensaron que era solo un virus estomacal y la enviaron a casa.
Unos días más tarde, Esther tuvo una reacción similar al trigo o las judías verdes, que requirió otra visita a la sala de urgencias. Después de una semana de recuperación solo con leche materna, Heather decidió volver a intentar darle alimentos sólidos a Esther. Unos bocados pequeños de avena bastaron para causarle un shock.
Atención transformadora para una alergia alimentaria que cambia la vida
Heather empezó a investigar los síntomas de Esther y estaba convencida de que tenía una afección llamada SEIPA (síndrome de enterocolitis inducido por proteínas alimentarias). El problema era que ni los médicos de la sala de urgencias ni su pediatra habían oído hablar de esto antes.
Se derivó a la familia a un gastroenterólogo pediátrico local que confirmó las sospechas de Heather, pero como el SEIPA es tan poco frecuente, no tenía mucha experiencia en el tratamiento de pacientes con esa afección. Decidida a encontrar la mejor atención posible para su hija, Heather empezó a buscar un experto en SEIPA.
“Este fue un diagnóstico que nos cambió la vida, y estábamos abrumados, asustados y tristes por nuestra dulce bebé”, dice Heather. “Sabíamos que necesitábamos un experto”.
“Nos sentíamos tan perdidos por algo tan simple como tener miedo de alimentar a nuestra hija, y parecía que nadie tenía experiencia con esta afección”, dice Heather. “Entonces, cuando conocimos al Dr. Bird, fue realmente una cita que nos cambió la vida y una respuesta a nuestras plegarias”.
“Nos han apoyado en cada paso del camino”
Durante los dos años que siguieron, el Dr. Bird trabajó con la familia de Esther para introducir alimentos nuevos en su dieta de forma segura y lenta. Para algunos alérgenos de mayor riesgo, Esther y su familia viajan al Centro de alergias alimentarias de Dallas, donde un equipo médico está disponible para responder si tiene una reacción.
Con casi 3 años, actualmente, Esther tiene 35 alimentos “seguros” y siete alérgenos conocidos. Para satisfacción de sus padres y médicos, no ha presentado ninguna aversión a los alimentos que muchos niños con alergias alimentarias deben superar a menudo. De hecho, quienes no conocen sus antecedentes médicos, prácticamente no se dan cuenta de los desafíos que enfrenta a diario.
“Esther tiene la dieta más saludable de toda nuestra familia”, explica Heather. “Es una niña muy feliz y sana”.
Sus padres esperan que algún día supere sus alergias, pero hasta entonces, saben que está en buenas manos con el Dr. Bird y su equipo.
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El Food Allergy Center at Children's Health es el único centro de alergias alimentarias pediátricas afiliado al ámbito académico en el norte de Texas. Ofrecemos pruebas, diagnóstico y tratamiento integrales para las alergias alimentarias y acceso a investigaciones y ensayos clínicos innovadores destinados a desarrollar nuevos tratamientos para niños con alergias alimentarias. Obtenga más información sobre el programa y nuestros servicios de alergias alimentarias.
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